
Las fiestas indígenas dedicadas a los muertos
Las fiestas indígenas dedicadas a los muertos

Patrimonio mundial
Inmaterial
Usos sociales, rituales y actos festivos
Cada año al finalizar el ciclo anual del maíz, las comunidades indígenas de México celebran con fiestas el Día de los Muertos, el retorno transitorio de las almas de sus ancestros a la Tierra, una ceremonia que reafirma el papel de los individuos en la sociedad y refuerza el estatus sociopolítico de las etnias. En días específicos, esparcen pétalos de flores y colocan velas y ofrendas de la casa al cementerio, al tiempo que ofrendan alimentos en altares y tumbas adornados con flores, objetos simbólicos y siluetas de papel. El trasfondo simbólico y los ritos religiosos de estas fiestas están asociados a creencias prehispánicas y europeas.
La celebración de la muerte constituye una de las tradiciones más profundas y dinámicas que trasciende como uno de los hechos sociales más representativos de la vida comunitaria en México. El ritual ceremonial del Día de Muertos se ha ido construyendo a través de los siglos con aportaciones indígenas, del catolicismo, del medio rural, de grupos urbanos, pero la raigambre es una: la visión de los antiguos pobladores del actual México que percibían que al celebrar o recordar a los muertos se estaba en contacto con lo sagrado, con el inframundo poblado de seres mitológicos que se debatían entre lo humano y lo divino.
Por otra parte, las celebraciones brindan también un espacio para la reproducción de diferentes expresiones dentro de los diversos ámbitos del patrimonio cultural inmaterial: arquitectura simbólica, obras plásticas, técnicas y objetos artesanales ceremoniales, música tradicional fúnebre, arte pictórico, poesía, danza, narrativa popular, etc.
Así, la apreciación de las prácticas mortuorias y conmemorativas alrededor de los Días de Muertos en nuestro país se observan como parte de un modelo del pasado inseparable para la interpretación del presente.
La fiesta del Día de los Muertos, tal como la practican las comunidades indígenas de México, celebra el retorno transitorio de los familiares y seres queridos fallecidos a la Tierra. Estas celebraciones se llevan a cabo cada año entre finales de octubre y principios de noviembre, coincidiendo con el cierre del ciclo anual del maíz, cultivo fundamental en la vida de las comunidades.
Para facilitar la llegada de las almas, las familias trazan un camino con pétalos de flores, velas y ofrendas desde la casa hasta el cementerio. Se preparan cuidadosamente los manjares preferidos del difunto, que se colocan en el altar familiar y en la tumba, acompañados de flores, objetos artesanales y siluetas de papel. Estos preparativos se realizan con gran esmero, pues se cree que los difuntos pueden otorgar prosperidad —como una buena cosecha de maíz— o, por el contrario, provocar desdicha en forma de enfermedad, accidentes o dificultades económicas, según el grado de satisfacción con el cumplimiento de los ritos.
Los muertos son recordados en distintas fechas según categorías que responden a la causa del fallecimiento, la edad, el sexo y, en algunos casos, la profesión. Este encuentro anual entre vivos y ancestros cumple una función social decisiva: reafirma el papel de cada individuo en la comunidad y refuerza el estatus político y cultural de los pueblos indígenas. En regiones como la maya, nahua, zapoteca y mixteca, estas prácticas no sólo forman parte de la vida ceremonial y festiva, sino que son fundamentales para la identidad, cosmovisión y vida social comunitaria de estos pueblos.
Estas festividades son momentos clave de encuentro entre los vivos y los muertos, pero también de interacción social entre los miembros de la comunidad. A lo largo de varios días, se realizan actividades preparatorias y rituales que fortalecen los lazos familiares y colectivos.
Los estudios antropológicos e históricos han demostrado que estas celebraciones tienen una profunda raíz histórica y reflejan una gran diversidad contemporánea, producto de la riqueza étnica y cultural de México. Existen más de 60 grupos indígenas en el país cuyas tradiciones se han mezclado a lo largo del tiempo con influencias africanas, asiáticas y europeas.
Ejemplos de esta diversidad incluyen:
- Nahua huastecos: celebraciones festivas con carácter carnavalesco.
- Chontales de Tabasco: ritos íntimos en los que los muertos permanecen un mes en las casas.
- Mayas de las tierras bajas: conmemoraciones solemnes y respetuosas.
Finalmente, estas prácticas han dado forma a una rica arquitectura simbólica y ritual, que se manifiesta en expresiones efímeras como:
- Arcos de cempoalxóchitl.
- Ofendas con significado cosmogónico.
- Comida ceremonial.
- Espacios rituales.
- Música, danza y canto.
Declaratoria

Patrimonio Inmaterial
Categioría Usos sociales, rituales y actos festivos
Fecha de inscripción 2008
Criterios de valor Universal Excepcional
Este lugar cumple con los siguientes criterios de valor Universal Excepcional
Elementos
Dirección de Patrimonio Mundial INAH
La Dirección de Patrimonio Mundial del Instituto Nacional de Antropología e Historia tiene el compromiso de difundir la Convención de Patrimonio Mundial de la UNESCO, así como capacitar e implementar herramientas que apoyen el dinamismo de los sitios patrimonio cultural de México, a través de diplomados, simposios, conferencias y cursos a nivel nacional y regional.