La ciudad capital del estado de Querétaro se localiza al sur de la región del Bajío. Fue fundada en el siglo XVI como la puerta hacia el norte para la colonización de las zonas mineras de Zacatecas, Guanajuato y San Luís Potosí, ubicadas en el Camino Real Tierra Adentro.
Su nombre, Santiago de Querétaro, tiene un origen mestizo: la voz “Querétaro” proviene del purépecha "K'erhiretarhu o "K'erendarhu", que significa "lugar de piedras grandes o peñascos"; mientras que la dedicación a Santiago Apóstol hace referencia a la leyenda de su fundación, según la cual dicho santo intercedió en favor de los españoles durante una batalla contra los chichimecas, haciendo que éstos se rindieran ante la cruz de Cristo.
A la llegada de los españoles, el territorio actual de la ciudad estaba ocupado por un grupo de otomíes que habían sido desplazados de un sitio llamado Jilotepec. Españoles e indígenas negociaron el establecimiento de un sistema tributario y el bautizo de varios otomíes y chichimecas, incluyendo el de su líder y fundador Conni o Conín, quien recibió el nombre cristiano de Fernando de Tapia.
La ciudad de Querétaro se fundó en 1531. En un principio fue el lugar más al norte de la Nueva España, por lo que fue considerado un punto clave para la expansión territorial y para la propagación de la fe cristiana a través de la labor de evangelización que llevaban a cabo las órdenes religiosas entre los indígenas. Es por esta razón que el primer edificio que se construyó en Querétaro fue el Convento de San Francisco.
La traza urbana de Querétaro es de origen mestizo y producto de la geografía irregular del valle en que se ubica. Su proceso de distribución puede dividirse en dos partes: la primera es la configuración de la traza indígena que fue realizada entre 1531 y 1551 por los caciques otomíes, producto de las circunstancias y los accidentes geográficos del cerro de Sangremal; la segunda es la traza española planificada entre 1551 y 1600, se atribuye a Juan Sánchez de Alanís el haber organizado las manzanas en forma de tablero de ajedrez. De estos procesos resultó la mezcla de ambos proyectos donde se confunden calles rectilíneas y onduladas en una cuadrícula irregular. En la actualidad aún se puede apreciar la traza indígena al oriente de la calle Juárez y la traza española al poniente.
La ciudad cobró importancia a partir del siglo XVI al quedar ubicada en el Camino Real de Tierra Adentro, principal articulador entre los centros mineros y la Ciudad de México, capital de la Nueva España. Durante el siglo XVII hubo dos acontecimientos sumamente relevantes: la renovación y expansión del convento de San Francisco en 1640 y el reconocimiento de Querétaro como “tercera ciudad del reino” en 1671.
A inicios del siglo XVIII, los barrios de Querétaro ya se encontraban conectados, creando una sola mancha urbana. Fue una época de prosperidad económica para la ciudad, por lo que hubo diversos personajes acaudalados que patrocinaron grandes obras arquitectónicas como templos, conventos y edificios civiles. Entre estos personajes destacó el marqués Juan Antonio de Urrutia y Arana, quien promovió la construcción del acueducto, conocido como los Arcos.
Dicha obra respondió a la necesidad de contar con un sistema hidráulico para una ciudad cuya población iba en aumento. El acueducto fue construido entre 1726 y 1735, y cuenta con 1,298 metros de longitud. Transportaba agua limpia desde los manantiales de la Cañada hasta el convento de la Santa Cruz, ubicado en el cerro de Sangremal, de ahí bajaba a la ciudad que contaba con canales privados entubados en las casonas más importantes, así como con fuentes públicas o “cajas de agua” que se distribuían en los barrios y conventos para llevar el agua a todos los habitantes. Algunas de estas cajas de agua fueron ornamentadas con elementos barrocos o imágenes religiosas.
En la arquitectura de la ciudad predomina el estilo barroco, caracterizado por el uso abundante de adornos. La belleza de sus templos, conventos, edificios civiles y casonas refleja el estatus social y el poderío económico que alcanzaron sus habitantes en la época virreinal. Uno de los materiales constructivos más utilizados fue la cantera rosa y gris, la cual abunda en la región. Una de las particularidades de la arquitectura queretana son los arcos de sus casonas y claustros, los cuales tienen influencia del arte hispano-musulmán y están compuestos por una combinación de líneas rectas y curvas que crean la ilusión de movimiento. Otros rasgos representativos son la utilización de elementos grecolatinos en columnas y esculturas de las fachadas, así como la ornamentación de la arquitectura con pintura mural en paredes, techos, arcos y bóvedas.
Querétaro también es célebre por su papel en el inicio de la lucha por la independencia de México. En 1810 fue sede de la “Conspiración de Querétaro” donde se fraguó el movimiento que llevaría a la independencia.
Otros hechos históricos que marcaron a la ciudad fueron el fusilamiento del emperador Maximiliano en el Cerro de las Campanas en 1867, la construcción del ferrocarril que comunica a Querétaro con San Juan del Río y la Ciudad de México, iniciada en 1878, y la celebración del Congreso Constituyente convocado por Venustiano Carranza en 1917 el cual se llevó a cabo en el Teatro Iturbide, lugar donde se promulgó la Constitución que nos rige actualmente.
Entre las tradiciones más arraigadas de la ciudad se encuentran la celebración anual de la Semana Santa, la fiesta de la fundación de la ciudad celebrada cada 25 de julio y la fiesta de la Santa Cruz que tiene lugar en septiembre y se caracteriza por la danza de concheros.
La Zona de Monumentos Históricos fue decretada en 1981 con una superficie de 4 km2 y está conformada por 203 manzanas con edificios de valor histórico construidos entre los siglos XVI y XIX. Entre ellos destacan edificios religiosos como los conventos de San Francisco de Asís, Santo Domingo de Guzmán y su Capilla del Rosario, San Antonio, San Agustín, el oratorio de San Felipe Neri, el Convento de Santa Clara y Nuestra Señora del Carmen; las parroquias de Santiago, San Sebastián y Santa Ana; y los templos y capillas de la Congregación de Guadalupe, la Merced y del Espíritu Santo, y el Templo de Santa Rosa de Viterbo.
Otros inmuebles históricos han sido destinados para fines educativos, asistenciales y civiles; entre ellos pueden señalarse los hospitales de la Purísima Concepción y de la Caridad de la Divina Providencia, el Hospicio para Niños Josefa Vergara, el Asilo de Ancianos Rivera; los colegios de Propaganda Fide de la Santa Cruz de los Milagros y su Capilla de la Asunción, el Real de San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier, el Real de Santa Rosa de Viterbo y el Real de San José de las Carmelitas Descalzas.
Entre las casas particulares destacan las casas de Escala, del Conde de la Sierra Gorda, del Marqués y de la Marquesa.
Querétaro fue declarada Zona de Monumentos Históricos el 30 de marzo de 1981 y Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO el 7 de diciembre de 1996 y el 1 de agosto de 2010 fue inscrito como parte de la ruta del Camino Real de Tierra Adentro.