En los límites de la Ciudad de México, en la zona noroeste, se ubica Azcapotzalco, la antigua capital de los tepanecas. Se distingue del resto de la urbe por su cohesión social y por la permanencia de sus barrios tradicionales.
Azcapotzalco
El nombre Azcapotzalco deriva del náhuatl y quiere decir “en el hormiguero”. Durante la época prehispánica se distinguió por su riqueza natural y sus cuantiosos recursos hidráulicos, ya que este territorio se encontraba a la orilla de un lago. Gracias a ello, las tierras eran muy fértiles, excelentes para la agricultura y la pesca.
En este territorio, ubicado actualmente al poniente de la Ciudad de México, se fundaron aldeas desde el periodo Preclásico, alrededor del año 1500 a. C. Posteriormente, en el periodo Posclásico, arribaron los tepanecas y establecieron la capital de su señorío en Azcapotzalco, ciudad que llegó a ser la entidad política y militar más poderosa de la Cuenca de México, hasta que fue sometida al dominio de los mexicas en 1428.
Después de la Conquista, Azcapotzalco fue dado en encomienda a Francisco de Montejo, conquistador de Yucatán, quien llevó a un grupo de tepanecas a la península. En 1529 se establecieron en Azcapotzalco los primeros misioneros religiosos dominicos y se edificaron los primeros templos a partir del material de las construcciones prehispánicas.
Las parroquias y capillas de este lugar fueron administradas por los dominicos hasta la primera mitad del siglo XIX. Su permanencia durante todo el periodo novohispano y las primeras décadas del México independiente contribuyó a dar continuidad al orden tradicional, a la cohesión social y a la unidad de su territorio conformado, desde la época prehispánica, por 27 barrios.
En la época novohispana, la población de Azcapotzalco fue mayoritariamente indígena, aunque en la zona se establecieron algunos españoles, criollos y mestizos que, generalmente, tenían algún cargo administrativo o de gobierno. En 1709, la composición de los barrios fue reordenada, favoreciendo a algunos hacendados españoles que vieron la posibilidad de comprar tierras o de apropiárselas. Sin embargo, la situación de Azcapotzalco no cambió mucho durante el siglo XVIII y, al iniciarse la vida independiente del país, aún era un área rural e indígena.
En la segunda mitad del siglo XIX hubo dos acontecimientos que transformaron Azcapotzalco: primero, convento dominico fue abandonado debido a la Ley de Desamortización de Bienes Eclesiásticos; el segundo, dos de sus barrios fueron anexados al Estado de México, mientras que otros territorios se pusieron bajo su jurisdicción. Esto significó un aumento considerable en su población. A finales del siglo llegaron a la zona tepaneca los nuevos medios de transporte y de comunicación. En 1874, el tranvía de Popotla llegó a esta población; cuatro años después se instaló el servicio telegráfico y, en 1885, se inauguró un ramal del ferrocarril que iba hasta Tlalnepantla. Sin embargo, el proceso de integración de Azcapotzalco a la capital del país fue lento.
En 1898 se convirtió en una de las prefecturas del Distrito Federal y recibió el nombre de Villa Azcapotzalco de Porfirio Díaz. Durante el Porfiriato, Azcapotzalco tenía fama de ser un lugar agradable para los paseos dominicales o para veranear; el mismo Porfirio Díaz solía visitar la zona algunas veces al año. Esto fomentó la creación de colonias destinadas a la élite porfirista. En 1904 se fundó la colonia El Imparcial a lo largo de la calzada Azcapotzalco, donde se construyeron casas de tipo conocidas como chalets que contaban con amplios jardines; parte de esa colonia se mantiene en la actualidad, aunque ahora forma parte de la colonia Clavería.
A iniciar el siglo XX, la mayor parte de la población de Azcapotzalco ya no era originaria de la zona y se concentraba principalmente en su cabecera y en las colonias recién fundadas, como Legaria, San Álvaro y Ángel Zimbrón. Posteriormente, se convirtió en una de las delegaciones que constituyeron el Departamento del Distrito Federal. No obstante, la mancha urbana no se había extendido hasta Azcapotzalco, por lo que la mayor parte de su territorio eran campos de cultivo con ríos y arroyos localizados en lugares como la actual avenida Camarones.
Azcapotzalco comenzó a urbanizarse a un ritmo acelerado a partir de 1929, cuando un grupo de empresarios instalaron fábricas en la zona de Vallejo y atrajeron a una gran cantidad de población. Más adelante se fundaron la Refinería 18 de Marzo y la Central de Carga Ferrocarrilera Pantaco, lo también fomentó el crecimiento de la ciudad. El mayor crecimiento de la población se dio a partir de que Vallejo fue declarada zona industrial, en 1944, y continuó en aumento; sin embargo, la crisis económica del último cuarto del siglo XX implicó el cierre de muchas fábricas en Vallejo, lo que se reflejó en una disminución de la población a inicios del siglo XXI.
La zona rural se redujo significativamente entre 1940 y 1970. En dichos años se construyeron las colonias 18 de Marzo, La Preciosa, Petrolera, Ampliación Petrolera y Los Electricistas, bajo la influencia sindical de petroleros y electricistas. En la actualidad, Azcapotzalco mantiene fuertes lazos comunitarios, sobre todo entre la población de sus barrios, expresados principalmente en la organización de sus fiestas patronales.
En 1986 se declaró Zona de Monumentos Históricos el área que abarca 0.99 km2 con, aproximadamente, 65 manzanas conformadas por inmuebles construidos entre los siglos XVI y XIX. Algunas de estas construcciones se destinaron al culto religioso, como el Templo de los Santos Apóstoles Felipe y Santiago, actual Catedral de la Diócesis de Azcapotzalco; las capillas de la Concepción, del Rosario, del Señor de la Vida, San Salvador Nextengo, de los Reyes, San Simón y San Lucas. Otros inmuebles destacados son las haciendas de Clavería, el Renacimiento y el Rosario.
La zona conserva parte del antiguo trazo del siglo XVI, que tuvo como base la calzada Azcapotzalco que comunicaba con Tenochtitlan. Desde entonces, el desarrollo arquitectónico, si bien ha registrado la influencia de varios estilos, se ha caracterizado por la creación de distintos tipos de edificios civiles y religiosos que se han adaptado al modo de vida de sus habitantes.

Casa de Cultura

Catedral de los Santos Apóstoles Felipe y Santiago

Antiguo Rancho El Renacimiento

Capilla de San Juan Evangelista Huacalco

Parroquia de Jesús Nazareno

Parroquia de San Miguel Arcángel Amantla

Parroquia de San Sebastián Atenco

Capilla de Santo Domingo Huexotitla


Jardín Hidalgo

Glorieta de los Ahuehuetes
Coordinación Nacional de Monumentos Históricos
La Coordinación Nacional de Monumentos Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia ...