Custodiada por el espectacular Pico de Orizaba, durante la época virreinal esta ciudad fue un punto esencial de paso y descanso en la ruta Veracruz-Ciudad de México; así como una población de gran relevancia económica. Debido a su clima y a los ríos que la circundan y atraviesan, es conocida como “Ciudad de aguas alegres” y “Pluviosilla”.
Orizaba
La ciudad de Orizaba se ubica en el verde y húmedo valle del Pico de Orizaba, en la zona centro oriente del estado de Veracruz. Su nombre deriva de la palabra en náhuatl Ahuializapan, que significa “agua alegre”. En la época prehispánica fue una población totonaca, conquistada por los toltecas, chichimecas y posteriormente por los mexicas, de los cuales fue tributaria. Ya en la Colonial, durante la primera mitad del siglo xvi no pasó de ser un pequeño caserío de población mayoritariamente indígena.
Pronto, el valle resultó estratégicamente atractivo para los españoles como un lugar de paso en el camino entre Veracruz y la Ciudad de México. La ruta hacia el altiplano central que pasaba por Orizaba era más larga en distancia que la ruta por Xalapa, pero resultaba más corta en tiempo. Sus grandes extensiones de pastos, el agua abundante y un clima más templado que el de la costa ofrecían a los convoyes la posibilidad de descansar. Así, Orizaba nació como un pueblo de camino; más tarde, se rodeó de sembradíos de maíz, cebada y caña de azúcar, y se convirtió en un centro de comercialización y distribución de productos agrícolas.
La ciudad estuvo dividida en dos: al sur, el asentamiento español, a lo largo del Camino Real; al norte, con tierras baldías de por medio, el barrio indígena de Ixhuatlán. A finales del siglo XVI se fue conformando un nuevo barrio indígena, el de Cocolapan, que contribuyó al ensanchamiento de la ciudad. Con el paso del tiempo, esta fue creciendo; en el barrio español algunas casas de madera fueron sustituidas por otras, aún modestas, de cal y canto; las calles se delinearon de manera espontánea, ajustándose al paso de los carros y siguiendo la dirección este-oeste de la Calle Real vieja, desde el barrio de San Juan de Dios, hacia el oriente.
En 1580, la prosperidad de los negocios de españoles y el aumento de la población fueron factores que contribuyeron a que Orizaba obtuviera el título de cabecera de jurisdicción. A partir de ese momento se incrementó la construcción de edificios de cal y canto en el centro de la población. Asimismo, familias españolas acomodadas llegaron para asentarse en el lugar y se construyó una primera parroquia que funcionó como núcleo alrededor del cual se levantaron otros edificios: el curato, las casas de cabildo y una escuela.
En 1619 se inició la construcción del Convento de San Juan de Dios y posteriormente la del hospital a orillas del río Orizaba. En 1696 un sismo destruyó totalmente ambos edificios y fue necesario reconstruirlos. Es muy probable que este sismo haya influido para que las autoridades prohibieran, en toda la ciudad, construir edificios de más de un piso de altura. Por otra parte, a mediados del mismo siglo xvii, en el barrio indígena se construyó la Iglesia del Calvario en mampostería. En esta época, Orizaba alcanzó casi la misma extensión que mantuvo hasta mediados del siglo XIX, aunque tenía numerosos y extensos espacios sin construir.
En el siglo XVIII el tabaco provocó el esplendor de Orizaba. Su cultivo había desplazado poco a poco al de la caña de azúcar. Cuando en 1764 la monarquía monopolizó la producción de tabaco, Orizaba fue una de las pocas regiones autorizadas para cosecharlo. Este hecho da origen a su prosperidad, pues se instaló una de las fábricas más grandes de cigarros y puros de la Nueva España. El auge perduró hasta el inicio de la guerra de Independencia.
En la misma época (segunda mitad del siglo XVIII) se construyeron la parroquia y otras capillas, así como el Convento del Carmen, el de San Felipe Neri y el de San José de Gracia; este con planos de Manuel Tolsá, a principios del siglo XIX. Se edificaron varias obras alrededor del Templo de la Concordia, así como un puente, y se arreglaron las calzadas. Se construyeron, asimismo, los puentes De la Borda, Santa Anita, Escamela, Jalapilla y el de la garita de la Angostura; además de uno en el pueblo del Ingenio y otro en la barranca del Metlac, entre otros. Se abrió una calzada desde la garita de la Angostura hasta el pueblo del Ingenio, con la cual se facilitó enormemente el tránsito por la ciudad y el valle.
Hubo un aumento importante de habitantes, quienes se distribuyeron en los terrenos deshabitados de la población y motivaron así, la conexión de barrios hasta entonces separados. Para 1765 se inició la construcción de las casas de cabildo y de la cárcel en la Plaza principal, frente al cabildo indígena. En 1774 la localidad recibió su escudo de armas y el título de villa; en 1830, ya en el México independiente, adquirió el título de ciudad.
Históricamente, la cuidad de Orizaba vivió episodios de gran relevancia: uno de los más significativos sucedió en el siglo XIX durante la Intervención francesa en México, cuando la ciudad se convirtió en un punto estratégico donde se libraron heroicas batallas. Después, en las dos primeras décadas del siglo XX, Orizaba fue el escenario de hechos fundamentales: en 1906 tuvo lugar una de las primeras huelgas del país, en 1910 pasó por esta ciudad Francisco I. Madero, en 1915 fue sede de la Casa del Obrero Mundial y en 1919 se realizó la primera huelga en el país bajo el amparo del artículo 123 de la Constitución de 1917.
La Zona de Monumentos Históricos, declarada el 25 de enero de 1985, tiene una superficie de 0.123 km2 y está conformada por 53 manzanas, las cuales comprenden edificios religiosos de gran valor histórico. Entre estos se encuentran: el Templo de San Miguel (parroquia), los templos y antiguos conventos de San José de Gracia, El Carmen y San Juan de Dios, la Capilla de Nuestra Señora de la Soledad, los templos de San Antonio, El Calvario, Santa María de los Siervos, la Concordia y Santa Gertrudis; así como el Antiguo oratorio de San Felipe Neri.
Asimismo, la zona de monumentos se caracteriza por sus espacios abiertos, como la Plaza de Armas, el Parque Alberto López y la Alameda Prado Colón. Otros edificios emblemáticos que cabe mencionar son el Teatro Ignacio de la Llave, el Instituto Regional de Bellas Artes y el Palacio municipal.

Teatro Ignacio de la Llave
Se construyó por iniciativa del gobernador Ignacio de la Llave; se inauguró el 1 de enero de 1875. El diseño del arquitecto Joaquín Huerta sigue la estructura del teatro italiano, con estilo neoclásico.

Antigua Estación Orizaba
El 1 de enero de 1873 se concluyó la construcción de la línea ferroviaria y se puso en servicio. Esta fue una de las principales estaciones del antiguo Ferrocarril Mexicano, abierta a trenes de carga y de pasajeros. Tuvo varias etapas de ampliación y crecimiento.
Coordinación Nacional de Monumentos Históricos
La Coordinación Nacional de Monumentos Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia ...