Tehuacalco
Lugar de casas del agua sagrada
Pirámides y palacios rodean la gran plaza central de este señorío que nunca fue sometido por los mexicas. Rodeado de cerros que coinciden con los puntos cardinales, el sitio reproduce un esquema del universo prehispánico. Fue sede de cultos a la fertilidad, el sol, los cerros y el agua.
Sobre la zona
La zona arqueológica de Tehuacalco se localiza en la Sierra Madre del Sur, en el extremo de un largo corredor que unía el Altiplano Central con la costa del océano Pacífico. Su posición estratégica sobre este corredor le debió conferir gran importancia y el ambiente propicio para su crecimiento como gran núcleo poblacional, aunque realmente la localización en el entorno inmediato fue la causa de que se configurara como un gran centro ceremonial. Se halla en un amplio lomerío rodeado de cimas de cerros que dan la apariencia de circundar el núcleo urbano, coincidiendo cuatro cerros con la idea prehispánica de la división del plano terrestre en cuatro rumbos. Así, Tehuacalco, al estar rodeado por cuatro cerros que “marcaban” los rumbos, motivó la atención ritual y la conformación de una geografía sagrada, es decir, cada marca y elemento geográfico estaba cargado de significado divino, por lo que era motivo y sede de la realización de rituales religiosos.
Tehuacalco fue un asentamiento prehispánico de 80 hectáreas, compuesto por un centro cívico-ceremonial dedicado al culto al agua y los cerros, una población circundante, y otros templos, cuevas y petrograbados en la periferia del núcleo urbano. El nombre de Tehuacalco debió ser otorgado por los grupos nahuas que llegaron después de la Conquista para suplantar a las etnias locales que estaban en franca extinción. El topónimo puede derivar de los vocablos tetl/huacalli/co: Lugar de la caja de piedra, o Teoacalco, de teo/atl/calli/co: Lugar de casas del agua sagrada o Lugar de los templos del agua.
El sitio tiene ocho conjuntos arquitectónicos mayores, además de 10 estructuras arquitectónicas menores. El área de estructuras mayores abarca 12 hectáreas. Respecto a la configuración del centro cívico ceremonial, las estructuras del sitio rodean una gran plaza rectangular y fueron orientadas y alineadas con respecto a los cerros prominentes del horizonte, haciendo evidentes las líneas visuales que marcan días importantes del año solar, como el equinoccio o los solsticios.
Como centro ceremonial, Tehuacalco no solamente tenía edificios cívicos, ceremoniales, administrativos y residenciales; también poseía un espacio saturado de elementos rituales que iban desde el paisaje (con los cerros sagrados y las cuevas) hasta los petrograbados y los manantiales. Todos esos elementos generaron un conjunto ritual que reflejaban su esencia como lugar de culto y veneración a los dioses de la agricultura y el agua. Además de las características naturales del entorno y de la propia arquitectura, se han encontrado, adosados a los muros de algunos basamentos, bloques de granito y areniscas con motivos grabados que se consideran elementos pertenecientes a la iconografía urbana. Estos diseños otorgan carácter e identidad a los monumentos.
La mayor parte de los bloques hallados poseen elementos acuáticos como espirales y gotas de lluvia, que confirman el sentido de Tehuacalco como centro de culto al agua. También se observan motivos relacionados con cuerpos celestes como Venus y la presencia de divinidades terrestres y acuáticas.
La ocupación del sitio se remonta a poco antes del año 650, en que su situación geográfica y el entorno le favorecieron para constituirse como un gran centro ceremonial. A lo largo de los siglos siguientes, fueron edificados los grandes basamentos piramidales hasta alcanzar su máximo apogeo hacia el año 1000. Tras su decadencia, a partir del 1350, en que comenzaron pugnas entre diversas etnias y grupos de la región, comenzó un proceso de desocupación, aunque algunas estructuras y las cuevas continuaron con un uso ritual, y otras porciones del sitio fueron ocupadas como habitaciones, hasta que finalmente el sitio fue abandonado casi en su totalidad, quedando un grupo reducido de habitantes en áreas del centro ceremonial, los que continuaron con la actividad ritual.
Tehuacalco fue un asentamiento prehispánico de 80 hectáreas, compuesto por un centro cívico-ceremonial dedicado al culto al agua y los cerros, una población circundante, y otros templos, cuevas y petrograbados en la periferia del núcleo urbano. El nombre de Tehuacalco debió ser otorgado por los grupos nahuas que llegaron después de la Conquista para suplantar a las etnias locales que estaban en franca extinción. El topónimo puede derivar de los vocablos tetl/huacalli/co: Lugar de la caja de piedra, o Teoacalco, de teo/atl/calli/co: Lugar de casas del agua sagrada o Lugar de los templos del agua.
El sitio tiene ocho conjuntos arquitectónicos mayores, además de 10 estructuras arquitectónicas menores. El área de estructuras mayores abarca 12 hectáreas. Respecto a la configuración del centro cívico ceremonial, las estructuras del sitio rodean una gran plaza rectangular y fueron orientadas y alineadas con respecto a los cerros prominentes del horizonte, haciendo evidentes las líneas visuales que marcan días importantes del año solar, como el equinoccio o los solsticios.
Como centro ceremonial, Tehuacalco no solamente tenía edificios cívicos, ceremoniales, administrativos y residenciales; también poseía un espacio saturado de elementos rituales que iban desde el paisaje (con los cerros sagrados y las cuevas) hasta los petrograbados y los manantiales. Todos esos elementos generaron un conjunto ritual que reflejaban su esencia como lugar de culto y veneración a los dioses de la agricultura y el agua. Además de las características naturales del entorno y de la propia arquitectura, se han encontrado, adosados a los muros de algunos basamentos, bloques de granito y areniscas con motivos grabados que se consideran elementos pertenecientes a la iconografía urbana. Estos diseños otorgan carácter e identidad a los monumentos.
La mayor parte de los bloques hallados poseen elementos acuáticos como espirales y gotas de lluvia, que confirman el sentido de Tehuacalco como centro de culto al agua. También se observan motivos relacionados con cuerpos celestes como Venus y la presencia de divinidades terrestres y acuáticas.
La ocupación del sitio se remonta a poco antes del año 650, en que su situación geográfica y el entorno le favorecieron para constituirse como un gran centro ceremonial. A lo largo de los siglos siguientes, fueron edificados los grandes basamentos piramidales hasta alcanzar su máximo apogeo hacia el año 1000. Tras su decadencia, a partir del 1350, en que comenzaron pugnas entre diversas etnias y grupos de la región, comenzó un proceso de desocupación, aunque algunas estructuras y las cuevas continuaron con un uso ritual, y otras porciones del sitio fueron ocupadas como habitaciones, hasta que finalmente el sitio fue abandonado casi en su totalidad, quedando un grupo reducido de habitantes en áreas del centro ceremonial, los que continuaron con la actividad ritual.
Mapa
Sabías que...
- En Tehuacalco, el culto a los cerros y la lluvia motivó que la mayoría de ofrendas colocadas fueran cantos rodados de río, con lo que consagraban al agua el espacio ceremonial.
- El asentamiento estaba organizado en clases sociales, lo que resulta evidente en los sistemas constructivos usados en las viviendas, que iban desde bajareque y barro para la población general, hasta patios empedrados en el área palaciega.
- En el juego de pelota se halló una piedra con el simbolismo del Fuego Nuevo, demostrando que una ceremonia de arranque de calendario se realizó en Tehuacalco.
- En las excavaciones realizadas entre los años 2006 y 2008 se propició el cuidado del medio ambiente y la conservación de especies vegetales. Gracias a ello se generó un espacio excepcional donde la fauna desplazada por la caza desmedida —jabalíes, armadillos, venados e iguanas— ha regresado a estos terrenos.
Información práctica
Martes a sábado de 09:00 a 16:00 hrs. Último acceso 15:00 hrs.
$75.00 pesos
Se localiza en el ejido Carrizal de la Vía, cerca de Tierra Colorada, dentro del municipio de Chilpancingo, Guerrero.
Desde la Ciudad de México, tomar la autopista del Sol Mexico-Acapulco y luego la desviación a Tierra Colorada hasta el entronque de la Hacienda que lleva al sitio.
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+52 (747) 471 7121
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Directorio
Jefe del Departamento de Protección y Resguardo de Bienes Culturales
Héctor Torres Calderón
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+52 (747) 472 2604