Punto estratégico, religioso y administrativo del poniente de Tlaxcala durante la época colonial, San Felipe Ixtlacuixtla también fue lugar de residencia del insurgente Mariano Matamoros, en el siglo XIX. Se caracteriza por su antiguo y hermoso convento, así como por las coloridas escalinatas que conducen al Templo del Calvario decorado con azulejos.