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    Plaza de Matamoros
    JP&K Films / INAH-Mediateca INAH- JP&K Films
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    Museo del Cobre
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    Templo del Sagrario
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Santa Clara del Cobre

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Santa Clara del Cobre
Resumen

Se localiza en el centro del estado de Michoacán. Cerca de este lugar existió un asentamiento de origen prehispánico que formó parte del imperio tarasco al menos desde el siglo XV. El antiguo poblado se encuentra entre las actuales poblaciones de Santa Clara y Opopeo, sobre un antiguo derrame de lava al pie del Cerro de la Cantera.

La ocupación de esta zona por los españoles se ha registrado desde antes del año 1530. Además, se tiene noticia del interés y atracción de la zona debido a la riqueza de sus bosques y a su cercanía con Pátzcuaro, gracias a un documento en el que Vasco Vázquez de Quiroga, primer obispo de Michoacán, preguntó a los encomenderos españoles, caciques e indígenas sobre el estado de las minas de cobre en la región conocida como Tierra Caliente. Este lugar era un paso obligado, pues formaba parte de una ruta comercial que iniciaba en la costa michoacana y tuvo una intensa actividad durante la época virreinal.

El cobre fue un mineral conocido y trabajado en este lugar desde la época prehispánica y así lo muestran los numerosos objetos de adorno personal que se han recuperado en las investigaciones arqueológicas, en las que también se han hallado abundantes fragmentos de la escoria de fundición, llamado regionalmente “querenda”.

Los estudiosos afirman que, como resultado de las reducciones de los pueblos de indios en las cercanías, se fundó la comunidad de Santa Clara Xácuaro poco antes de 1530, por encargo de fray Francisco de Villa Fuerte. En 1533, se otorgó la Cédula Real de fundación en la que se hizo oficial el nombre Santa Clara de los Cobres. Se conoce también que, en honor al obispo Cayetano de Portugal, fue nombrado Santa Clara de Portugal; después de la Revolución fue llamada Villa Escalante en honor al general Salvador Escalante y, finalmente, en 1981, el poblado recuperó su actual nombre, Santa Clara del Cobre, y solo el municipio se llama Salvador Escalante.

A principios del siglo XVII, en Santa Clara del Cobre se estableció la Fundición Real administrada por la Corona española. Se seleccionó este lugar debido a sus privilegiados bosques de pino y a los afluentes de las inmediaciones, ambos indispensables para operar los crisoles. Además, su ubicación hacía provechoso el rendimiento de los traslados del mineral que continuó durante el transcurso del siglo XVIII.

Para el año 1800, llegaron a existir ocho fundiciones en la cercanía de Santa Clara y del pueblo de Opopeo, y fue hasta ese momento cuando se cambió el sistema de fundición de metal por hornos con fuelles accionados con agua. Actualmente, la fundición del cobre se realiza en un horno excavado en el piso y pueden visitarse los talleres donde se muestra este procedimiento artesanal que ha tenido pocos cambios desde que se inició.

Las devociones locales en Santa Clara son de culto católico y están resguardas en el Templo de la Huatápera, cuya fundación se atribuye al obispo Vasco de Quiroga; en el Templo Parroquia de la Purísima Concepción de María y el Templo Parroquial de Nuestra Señora del Sagrario. Los edificios restantes son inmuebles de carácter civil que en conjunto adquieren una notable armonía arquitectónica.

La organización social actual conserva el sistema tradicional de cargos, que establece una jerarquía de puestos con obligaciones y responsabilidades, vinculados por relaciones de parentesco y regidos por “el costumbre” o pintekua. Así se estructura la autoridad mayor que encabeza la localidad, las cabezas de barrio, llamados “Varas”, que están al servicio de la Virgen de la Inmaculada en la Huatápera, los “huanonchos”, que son apoyo de este último, y los cargueros de Semana Santa, quienes apoyan en esa festividad. Asimismo, existen santos heredados por las familias en los barrios de San José, San Agustín, San Miguel, San Nicolás, las Ánimas y San Francisco. Los protocolos en los cambios y asignaciones son parte significativa de la vida local.

En tiempos más recientes se ha destacado la participación de los habitantes de Santa Clara en la lucha de Independencia, quienes se unieron a los ideales impulsados por Manuel Lloreda, cura de este lugar, quien compartía los anhelos de Miguel Hidalgo y de José María Morelos y Pavón. Mientras que, durante la Revolución mexicana, en Santa Clara del Cobre tuvo lugar el primer levantamiento de Michoacán realizado en apoyo a Francisco I. Madero. Salvador Escalante organizó los contingentes de hombres que lucharon en la Revolución mexicana y, en recuerdo de esa acción, desde 1981, el municipio recibió su nombre.

Santa Clara del Cobre también ha sido mencionada en la literatura, pues fue en este pintoresco lugar donde nació el célebre protagonista de la novela La vida inútil de Pito Pérez, del escritor mexicano José Rubén Romero, publicada en 1938.

La Zona de Monumentos Históricos Inmuebles, declarada por el Ejecutivo federal el 23 de marzo del 2001, está formada por 26 manzanas en las que se registran edificios construidos entre los siglos XVI y XIX, que en conjunto conservan la armonía de esta zona, cuya conservación integral es de interés nacional.

Estos inmuebles se organizan en una traza de tipo irregular, a causa de la topografía y de los arroyos que se localizan en los extremos del asentamiento. Mención especial merecen los inmuebles que rodean la plaza principal, acompañada de portales definidos con bases de piedra sostenidas por pilares de madera que, a su vez, reciben las zapatas sobre las que corren vigas de gran dimensión, articuladas perpendicularmente con envigados de los corredores y ambos con la estructura de la cubierta.

En estos espacios de transición entre lo público y lo privado (mayormente espacios de comercio artesanal en la crujía frontal), se descubre el interés de proteger al transeúnte de las inclemencias del tiempo, además son útiles para la exposición y venta de productos artesanales, especialmente arte popular de cobre.

Los inmuebles se aprecian alineados en las calles que, originalmente, tuvieron un patrón parcelario de grandes frentes y profundidad para albergar las huertas y un patio con corredores que comunicaba las estancias. Las casas fueron construidas con zoclos de piedra, muros de adobe, aplanados de tierra, que tuvieron colores variados. Éstos fueron cambiados en el último tercio del siglo XX para adquirir la apariencia actual, con fondo blanco y guardapolvo color almagre. Las puertas, portones, ventanas y balcones tienen una forma rectangular en sentido vertical y son de madera. Las techumbres inclinadas, elaboradas con estructura de madera y recubiertas con teja de barro rojo, son características de esta población. Para atender a la preservación del legado histórico de esta localidad, se le otorgó la designación de Zona de Monumentos Históricos en el año 2000.


 

Coordinación Nacional de Monumentos Históricos

La Coordinación Nacional de Monumentos Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia ...

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