Fue la capital de Nueva Vizcaya en la época novohispana y una ciudad próspera durante el siglo XVIII, por ubicarse en el Camino Real de Tierra Adentro. Escenario de batallas como la toma de la ciudad durante la Revolución mexicana, actualmente Victoria de Durango se distingue por sus festivales culturales y artísticos.
Durango
El nombre del estado y su ciudad capital, Durango, fue retomado de la homónima ciudad de la provincia española de Vizcaya, País Vasco; proviene del idioma euskera y significa “más allá del agua”. Su denominación oficial es Victoria de Durango, en honor a Guadalupe Victoria, primer presidente mexicano originario del pueblo de Tamazula en este estado.
A la llegada de los españoles, el territorio actual del estado de Durango se encontraba habitado por indígenas seminómadas acaxees, xiximes y tepehuanes, quienes opusieron gran resistencia a la conquista. A diferencia de lo que sucedió en el centro y sur del país, en el norte no existían asentamientos prehispánicos en los lugares donde se construyeron las ciudades. Por ello, los frailes franciscanos y los jesuitas encargados de la evangelización, se dieron a la tarea de reunir a los indígenas en asentamientos llamados “misiones” o “reducciones”.
La primera exploración del territorio donde posteriormente se asentaría la ciudad de Durango la realizó Ginés Vázquez de Mercado en 1552; llegó al Valle de Guadiana y descubrió una mina de fierro en el Cerro del Mercado, llamado así en su honor. A partir de 1554 se sucedieron los viajes de conquista y colonización de Francisco Ibarra quien, en 1562, fue nombrado gobernador y capitán general de aquel territorio, al que se denominó Nueva Vizcaya.
El 8 de julio de 1563, Ibarra ordenó la fundación de la Villa de Durango, en el Valle de Guadiana, sitio que presentaba las características idóneas para el desarrollo de una población: tierras fértiles y un manantial que podría surtir a los pobladores. Además, allí existía una congregación indígena, la misión franciscana de Analco, que posteriormente se convirtió en un barrio de la ciudad.
Durango formó parte del Camino Real de Tierra Adentro, el cual sirvió como eje articulador de la actividad económica en el norte, principalmente de la transportación de metales preciosos, como la plata, y del comercio. Esta ruta partía de la Ciudad de México e iba hacia las zonas mineras de Guanajuato, San Luis Potosí y Zacatecas; llegaba hasta Santa Fe en el actual Nuevo México, Estados Unidos.
La traza primitiva de la villa, realizada por Francisco Ibarra, no contempló espacios para la construcción de la iglesia principal, casas de cabildo y cárcel, por lo que tuvo que ser modificada en 1590. Al norte se construyó la primera iglesia, la Parroquia de la Asunción, que posteriormente se convertiría en catedral, y al sur se construyó el Palacio de los Gobernadores. A principios del siglo XVII, la traza consistía en una retícula o red a modo de tablero de ajedrez, contaba con cuatro calles en dirección norte-sur, cuatro en dirección oriente-poniente y la plaza principal en el centro.
En 1620, el territorio de la Nueva Vizcaya logró separarse de la jurisdicción eclesiástica del obispado de Guadalajara pues, gracias a las constantes peticiones de los gobernadores, se estableció el obispado de Durango. En consecuencia, la villa se convirtió en sede de una nueva diócesis, la más extensa de todas, que abarcaba Sonora, Chihuahua, Sinaloa e incluso llegaba hasta Nuevo México.
En 1631 se concedió el título de ciudad a la Villa de Durango. A partir de estos acontecimientos, el gobernador impulsó la construcción de edificios públicos y casas particulares. Sin embargo, la ciudad entró en crisis debido al descubrimiento de las minas de San José del Parral; la riqueza atrajo a los pobladores de la ciudad de Durango, quienes dejaron la ciudad prácticamente despoblada; incluso las autoridades civiles trasladaron a Parral su residencia por largas temporadas. En esos mismos años, un terrible incendio consumió la antigua catedral, cuya nueva construcción se inició en 1640. Asimismo, las epidemias causaron una fuerte caída demográfica de la cual Durango no se recuperó sino hasta el siglo XVIII, cuando la ciudad entró en un proceso de consolidación.
El auge de la minería durante ese siglo permitió que la ciudad tuviera un crecimiento económico al fungir como centro comercial y administrativo que centralizaba la riqueza.
En esa época se realizaron construcciones arquitectónicas monumentales, como el Santuario de Guadalupe, el Templo de Santa Ana y el de Nuestra Señora de los Remedios; se construyó el Convento franciscano de San Antonio, el Convento agustino de San Nicolás y se concluyó el Hospital de San Cosme y San Damián de los juaninos, también se erigió un acueducto para el abastecimiento de agua. Asimismo, la catedral, centro y corazón de la ciudad, fue concluida con sus portadas de estilo barroco entre 1760 y 1765. Por su parte, el gobierno civil inició la construcción de las casas de gobierno, la del cabildo civil, la caja real, la aduana y el primer mercado de la ciudad.
En el siglo XVIII, la traza experimentó un crecimiento moderado y se expidieron reglamentaciones para controlar el alineamiento urbano y la forma en que se debían de construir las casas, lo cual fue supervisado por un funcionario civil.
Ya en el siglo XIX, las acequias o canales por donde corría el agua se transformaron en cañerías cerradas y se construyeron fuentes en diversos lugares para abastecer de agua a la población. Estas cañerías siguieron funcionando hasta finales de siglo cuando se cambió todo el sistema y se entubó el agua. En 1808 se inició el empedrado de calles.
En 1851, siendo México un país independiente, la traza de la ciudad se expandió hacia el oriente. En la segunda mitad del siglo XIX, las actividades económicas de los durangueños se transformaron, pues la industria se convirtió en la principal, seguida de la agricultura y el comercio. Las fábricas más importantes eran las de tabaco y tejidos de algodón.
En 1893 el ferrocarril llegó a la ciudad, lo que impulsó la extracción del hierro, pues facilitó el traslado de metales hacia otras regiones.
Durante el Porfiriato hubo un auge económico debido al impulso que se dio a la industria, esto se reflejó en la construcción de casas con estilos de moda europeos destinadas a la elite. En esta época también se reconstruyó el Teatro Victoria, inaugurado en 1800 y reconstruido entre 1909 y 1910 para las fiestas del centenario de la Independencia.
Al inicio de la Revolución mexicana, el estado de Durango fue uno de los principales focos de levantamientos armados. En mayo de 1911, la ciudad de Durango fue tomada por los revolucionarios maderistas, quienes nombraron a un nuevo gobernador. En 1913, después del golpe de Estado orquestado por Victoriano Huerta, el Gobernador del estado se adhirió a su gobierno. Por su parte, los maderistas se afiliaron al Plan de Guadalupe de Venustiano Carranza para derrocar a Huerta. La batalla por la toma de Durango se libró los días 17 y 18 de junio de 1913 y terminó cuando los constitucionalistas lograron tomar el cerro de los Remedios, principal bastión de defensa de los huertistas, quienes escaparon. Después de la toma de la ciudad hubo incendios, muchos saqueos y se destruyó la red ferroviaria, esto provocó que las familias económicamente poderosas se fueran de la ciudad y se llevaran sus capitales. Después de la Revolución, Durango quedó devastado económicamente y algunos de sus edificios fueron arruinados por haber sido incendiados y ocupados como cuarteles.
En 1917, el gobernador Gabriel Gavira mandó demoler varios inmuebles con el fin de ampliar plazas y abrir calles, entre los edificios demolidos estaban el Palacio municipal y el Hotel Richelieu, con esta acción la plaza principal amplió sus dimensiones. También se destruyeron el Templo y Convento de San Francisco, la Capilla de la Tercera Orden y el Antiguo colegio seminario de Jesuitas.
Durante la segunda mitad del siglo XX, Durango comenzó su recuperación, se crearon carreteras, presas, universidades, escuelas y se promovió el arte y la cultura.
La ciudad de Durango ha sido cuna de personajes como Francisco Zarco, destacado político, periodista, historiador y escritor, nacido en 1929, y de Dolores del Río, famosa actriz de la Época de Oro del cine mexicano.
Actualmente Durango es sede de diversos eventos culturales como el Festival Internacional Ricardo Castro, el cual reúne a más de 500 artistas para acercar el arte a todo público a través de talleres, conferencias, exposiciones, espectáculos de danza, proyecciones cinematográficas y conciertos. Otros importantes eventos artísticos son el Festival Cultural Revueltas, el Festival Internacional de Jazz, el Festival de Danza y el Festival de Teatro.
La ciudad de Durango fue declarada Zona de Monumentos Artísticos e Históricos en 1982, el 1 de agosto de 2010 se incluyó en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO como parte del Camino Real de Tierra Adentro. La Zona de Monumentos Históricos abarca 1.75 km2, y reúne 142 manzanas, con edificaciones de valor artístico que datan del siglo XVI al XIX; algunas de ellas fueron destinadas al culto religioso, destacan la Catedral de la Inmaculada Concepción, los Templos de San Juan Bautista de Analco, Santa Ana, San Juan de los Lagos, San Juan de Dios, el Sagrado Corazón de Jesús, San José, el Perpetuo Socorro y el de los Ángeles; el Conjunto conventual de San Agustín, el Sagrario metropolitano de San Miguel, el Santuario de Guadalupe, la Capilla de Nuestra Señora de los Remedios y la Casa del arzobispado.
Otros edificios fueron destinados a fines educativos y servicios asistenciales, así como para el uso de autoridades civiles y militares, entre los cuales destacan la Casa del conde del Valle de Súchil, la sede del Poder Judicial, el Instituto Juárez, la estación del ferrocarril, los teatros Victoria y Principal. Las edificaciones civiles más relevantes son: la Plaza de Armas, el Edificio Aguacate (hoy Museo Regional), el Palacio Escárzaga y el Antiguo internado Juana Villalobos (hoy Centro cultural y de convenciones Bicentenario).
Catedral Basílica Menor de la Purísima

Centro Cultural y de Convenciones Bicentenario

Colegio Macdonell


Templo Expiatorio del Sagrado Corazón de Jesús

Santuario de Nuestra Señora de los Remedios

Colegio Teresa de Ávila

Casa del Arcediano

Mercado Gómez Palacio

Museo Francisco Villa

Parroquia de Santa Ana

Colegio Jesuita


Antigua Estación Durango

Nueva Estación Durango



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