En 1908, el ingeniero Manuel Stampa construyó su casa familiar, con todos los lujos y comodidades de la clase alta en la época del porfiriato. En 1913 como consecuencia de la Decena Trágica, la familia se vio obligada a abandonarla, para ser ocupada por el general Felipe Ángeles como cuartel de las tropas federales a su mando, por su cercanía a la estación de trenes Colonia, y con la idea de que este defendiera al presidente Madero de la rebelión de Bernardo Reyes, Félix Díaz, Manuel Mondragón y Victoriano Huerta.
Para 1915, después del desalojo de la capital de los Villostas y Zapatista, la familia Stampa regresó a la casa y vivió en ella hasta 1918. Al año siguiente, el presidente Venustiano Carranza la alquiló y vivió en la propiedad, antes de partir de la Ciudad de México a instalar el gobierno provisional en Veracruz, tras la rebelión de Agua Prieta protagonizada por los Plutarco Elías Calles. Adolfo de la Huerta y Álvaro Obregón; pero terminó asesinado en Tlaxcalantongo el 21 de mayo de 1920. El cuerpo de Carranza fue llevado a la casa días después, donde fue velado en la sala y de donde salió al Panteón de Dolores.
En años posteriores, la casa fue alquilada a las embajadas de Francia y El Salvador. A inicios de los años 40 fue remodelada para convertirse en Museo Histórico de la Constitución y Leyes Constitucionales y sede de la Asociación de Diputados Constitucionalistas en 1917, Biblioteca y Hemeroteca. Finalmente 1961 se convirtió en el Museo Casa de Carranza, dedicado a la vida intima y pública del caudillo de la Revolución, el inmueble además está catalogado como monumento histórico, ya que conserva sus elementos originales como pisos de madera, domos, ventanas vidriadas con marcos de plomo pintadas a mano, así como frisos moldeados, un hermoso arbotante volador en el medio del vestíbulo, entre otros elementos. En febrero de 1993 se incorporó a la red de museos del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
En las trece salas del museo con exhibiciones permanentes, los visitantes pueden admirar una colección de 3,400 objetos, que incluyen artículos como libros, fotografías, muebles de época y efectos personales del “Barón de Cuatro Ciénegas”. Las habitaciones de la planta baja dispuestas como galerías incluyen el vestíbulo, la antesala, la sala (donde se realizó el velorio del dignatario), el comedor y la cocina, así como una galería con óleos de Gerardo Murillo “Dr. Atl”, Salvador R. Guzmán y Jorge González Camarena. En el piso superior, los visitantes pueden explorar los dormitorios, la biblioteca personal y las salas históricas que contienen información sobre la vida familiar y la carrera política de Carranza, con especial énfasis en su mayor legado: la promulgación de la Constitución de 1917.
Cada rincón de la casa parece contar una parte crucial de la historia de México, especialmente en los tumultuosos años de la Revolución Mexicana. Este lugar ha sido testigo no solo de los conflictos políticos de la época, sino también de los momentos históricos del país y de la vida de personajes ilustres y líderes revolucionarios.
La casa misma tiene una carga simbólica, no solo por la figura de Carranza, sino también por los diferentes momentos históricos que acogió. El hecho de que haya sido escenario de la lucha entre facciones, la traición de Huerta, y luego el lugar donde Carranza pasó sus últimos días, convierte a esta casa en un testigo directo de las transformaciones que definieron al México moderno.
La conexión con las embajadas y la política exterior; así como el uso posterior como sede de la Asociación de Diputados Constitucionalistas refleja la importancia del lugar como símbolo del constitucionalismo y de los valores que impulsaron la Revolución. Además, los detalles arquitectónicos, como los pisos de madera originales, la cúpula y las ventanas vidriadas, no solo nos hablan del gusto y la opulencia de la época, sino también de cómo la casa ha logrado preservar su esencia, a pesar de los cambios políticos y sociales que atravesó.
La exposición permanente de objetos personales de Carranza, sus efectos, muebles de época y las pinturas de artistas le dan un toque muy humano a la historia, ayudando a los visitantes a conectarse no solo con los grandes eventos históricos, sino con la vida cotidiana y las vivencias personales de los involucrados, además de ser el espacio que alberga en su acervo la colección más grande e importante de Carranza y piezas tan trascendentes para la historia del país, como el Plan de Guadalupe.