El interior de la Cueva de las Mulas resguarda arte rupestre asociado a la presencia de mulas y otros animales traídos por los conquistadores españoles a la comarca durante el siglo XIV y XVII. Está ubicada en el Cañón de Molino, en el valle de Guatimapé, territorio del municipio de Nuevo Ideal, en el Estado de Durango.
Cueva de Las Mulas de Molino
Por el valle de Guatimapé pasaba el antiguo Camino Real que se dirigía al norte, el camino de Zacatecas a las minas de Santa Bárbara y posteriormente el camino a Nuevo México. En 1563 fue en este sitio, durante una expedición de Francisco de Ibarra, que los españoles y el grupo indígena de los tepehuanes que habitaban la zona entraron por primera vez en contacto.
Es en la parte superior de la cordillera norte, en los últimos kilómetros del cañón de Molino, donde se encuentra esta cueva poco profunda, con un acceso de más de 10 metros de altura, longitudinalmente+ alcanza los 14 metros y está conformada por diversas cavidades y recovecos. En sus paredes se encuentran representadas pictográficamente unas recuas de mulas con cargamentos, dirigidas por jinetes vestidos a la española. Estas imágenes no son más que la visión indígena que atestiguaba las escenas del proceso de apropiación y poblamiento español de la región. Las primeras informaciones sobre la época en que se realizó la obra, basadas en la presencia de caballos, mulas y burros, los sombreros, la indumentaria, las herramientas y las armas, señalan que fue hacia finales del siglo XVI y primera mitad del XVII.
La gran mayoría de las expresiones de esta cueva, que en su totalidad suman ocho conjuntos, están hechas a base de pigmentos negros de carbón vegetal y agua. De estos conjuntos se distinguen cinco temáticas principales: escenas de cacería de antropomorfos con arco y flecha; escenas de ganadería en las que jinetes armados con picas están cuidando manadas de équidos; escenas relacionadas con comercio y expediciones en las que se observan recuas de mulas con cargamento dirigidas por jinetes vestidos a la española; escenas bélicas y de carácter político o ritual, en las que intervienen personajes con ropajes y armas europeas, o entre individuos con indumentarias indígenas; y finalmente la representación de animales emblemáticos aislados. El estado de conservación de las pinturas varía, y depende en general de factores como las filtraciones de agua y la cercanía de las pinturas al piso de la cueva y la erosión que éste pueda tener.