Durante el proceso de colonización en el norte novohispano, el real de minas de San Juan Bautista de Indehe –desde el siglo XIX, Indé- adquirió especial relevancia al ser éste unos de los primeros reales en la Nueva Vizcaya.
Pueblo de Indé
Esta institución de frontera de la colonia española constituyó una parte substancial para el Camino Real de Tierra Adentro, toda vez que representó un enclave importante en un territorio hostil. El primer gobernador de la Nueva Vizcaya, Francisco de Ibarra, descubrió en 1563 en las inmediaciones del cerro de la Bufa, las minas de Indehe; tiempo después, el capitán Rodrigo del Río de Losa fundó formalmente el real de minas. Para 1765 el real de San Juan Bautista de Indehe contaba con ochocientos sesenta y seis habitantes. La traza urbana del pueblo de Indé da muestra del típico diseño de un pueblo minero en el norte del país. Su configuración es conocida urbanísticamente como de ―plato roto y la caracteriza su irregularidad, dadas las condiciones geográficas.
El pueblo de Indé posee edificaciones con una imagen urbana homogénea debido a diferentes factores que guardan cierta similitud; estos son: el sistema constructivo, la disposición arquitectónica, los materiales, las alturas y las fachadas. Las construcciones de carácter civil se caracterizan por estar hechas a base de cantera. Su templo Parroquial data del siglo XIX.
En el pueblo de Indé existen diversas construcciones de carácter civil hechas a base de cantera. Así mismo, su templo parroquial data del siglo XIX, se caracteriza por su sencillo retablo con columnas de fuste helicoidal y estípites, el cual está dedicado a San José.
En 1824, tras la configuración del estado de Durango el pueblo de Indé quedó incluido en los municipios de Cerro Gordo y San Miguel de Bocas. Actualmente, el poblado pertenece al municipio del mismo nombre.