El origen del pueblo de Aculco se remonta al año 1100 y fue fundado por otomíes, aunque su nombre proviene del náhuatl y significa “En el lugar en que tuerce el agua” o “en el agua torcida”, es decir, el lugar donde el agua hace una curva.
Pueblo de Aculco
Aculco se encuentra situado en el altiplano central del país, al extremo noroeste del Estado de México. Según documentos del siglo XVIII, el poblado de Aculco fue fundado en 1522, siendo entonces conocido como San Jerónimo de Aculco. Desde esta fecha hasta la década del año 1540 esta zona fue testigo de las primeras etapas de penetración hacia el norte del país, lo que la convirtió en una importante área de tránsito de diversas migraciones. Esta senda se constituyó formalmente al incorporarse como parte del Camino Real de Tierra Adentro, construido hacia 1550 como vía carretera entre México y Zacatecas, el cual atravesó su jurisdicción a lo largo de siete leguas, hecho que impactó el desarrollo histórico de Aculco por más de trescientos años.
En la segunda mitad del siglo XVI se otorgaron numerosas mercedes de tierras en el territorio de Aculco. La acumulación de posesiones para formar haciendas de dimensiones extensas fue un proceso que se desarrolló en la zona principalmente en los siglos XVII y XVIII, cuando surgieron las haciendas de Ñadó y Arroyozarco.
La hacienda Ñadó tuvo la particularidad de ser un latifundio de propiedad indígena, hasta muy avanzado el siglo XVIII, cuando pasó a manos de una familia mestiza; mientras que Arroyozarco sirvió desde sus orígenes como albergue de viajeros, después pasaría a ser un mesón, a principios del siglo XVIII, llegó a abarcar más de 10,000 hectáreas, producía grandes cantidades de maíz y de trigo y contaba con casi dos mil cabezas de ganado vacuno y desde aproximadamente 1786 se convertiría en el Hotel diligencias, el cual se caracteriza por su arquitectura de estilo neoclásica con elementos de mampostería y cantera rosa y por conservar el casco original de la hacienda.
Desde sus orígenes la actividad primordial del poblado estuvo relacionada con la hospedería, pues se establecieron mesones en distintos puntos de su trayecto para alojar a arrieros, viajeros, misioneros, comerciantes, exploradores, etc., así como equinos y carretas que transitaban a lo largo del Camino Real de Tierra Adentro.
A la par que creció la importancia de la ruta, Aculco prosperó y la presencia de antiguos mesones en su tejido urbano da testimonio del origen de esa bonanza. Para el siglo XVIII, los habitantes de Aculco se dedicaban predominantemente a la arriería y los dueños de las principales haciendas de la zona se contaban entre los grandes propietarios de recuas del reino. Antes de la Guerra de Independencia, no menos de 80 hatajos de mulas pertenecientes a los vecinos de Aculco recorrían el Camino Real de Tierra Adentro, y los arrieros aculquenses llegaban en sus viajes hasta las ciudades de Durango y Chihuahua. Aculco contaba en su jurisdicción con importantes haciendas dedicadas a la crianza de ganado, que tuvieron especial énfasis en la producción de equinos utilizados en el transporte. La arriería no sólo constituía un gran negocio para quienes se dedicaban a esa actividad en forma directa, sino que de ella se desprendieron muchas actividades que se desarrollaron a sus expensas. Sobre la naturaleza de las mercancías transportadas por los arrieros de Aculco, podemos mencionar la lana, el tabaco, los textiles, el dinero en efectivo, oro y plata en barras, pólvora, granos, cigarros, azogue, puercos y cebada, entre otras muchas cosas.
La decadencia del Camino Real en estos parajes llegaría en 1882 con la aparición del ferrocarril.