La primitiva Catedral de México fue levantada por Hernán Cortés en la Plaza Mayor de Mexico, usando monolitos del antiguo teocali para los cimientos y las bases de los pilares. Martín de Sepúlveda dirigió la construcción del templo que se inauguró en 1532. Éste se convirtió en catedral en los primeros meses de 1532, cuando Fray Juan de Zumárraga fue consagrado obispo. La fachada principal tuvo puertas laterales, cubierta plana y una sencilla espadaña. En 1561 se elaboró una sencilla sillería con madera de cedro para el coro de los canónigos. A partir de 1584 se iniciaron las mejoras del templo para celebrar el Tercer Concilio Mexicano, con un retablo dedicado a San Cristóbal, con el óleo de Simón Pereyns que aún se conserva.