Huandacareo o La Nopalera está emplazado sobre una loma al noroeste del lago de Cuitzeo. Una de sus características principales es que, para su construcción, fue necesario acondicionar el suelo mediante muros de contención, así como mover una significativa cantidad de material de relleno. Se trata de un destacado ejemplo de aprovechamiento del terreno, pues los muros que se observan, sobre todo en el sector suroeste, aunque parecieran no tener sentido, evitan que la superficie así obtenida no colapse por el peso. Todo ello implica, además, que para la obtención de estos espacios fue preciso movilizar una cantidad importante de mano de obra.
A partir de los trabajos arqueológicos, se ha establecido que la zona tuvo al menos dos momentos de ocupación, ambos muy distintos entre sí. Durante el primer periodo, La Nopalera fue un típico asentamiento del lago de Cuitzeo, es decir, un poblado pequeño que no se encontraba ligado a un señorío o ciudad que concentrara el poder en la región. No obstante, en el sitio observamos elementos que nos indican la adopción de elementos arquitectónicos del Bajío, como el patio hundido y diversas cerámicas decoradas. Asimismo, en las tumbas localizadas en el sector suroeste se descubrieron cerámicas con decoración y motivos de inspiración teotihuacana, y algunos de los individuos ahí sepultados estaban ataviados como personajes de esa gran urbe del centro de México. Lo anterior indica que la región era un crisol donde convivían diferentes tradiciones culturales, pero manteniendo una identidad propia.
Ya entrado el segundo milenio, La Nopalera funge como un sitio administrativo del Señorío Tarasco. A partir de ese momento se observan una serie de modificaciones en los espacios y formas de sepultar a los muertos, al tiempo que aparecen nuevas tecnologías, como el trabajo del cobre. El registro arqueológico señala que el lugar pasó por un periodo de abandono y posteriormente fue modificado por sus nuevos moradores.
Actualmente cuenta con una Sala de usos múltiples en la que se encuentra un montaje de cedulario informativo sobre la Zona Arqueológica.
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Los trabajos arqueológicos permitieron encontrar los restos de casi un centenar de individuos.
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Entre las cistas (enterramiento que consiste en cuatro losas laterales y una quinta que hace de cubierta) del Patio de las Tumbas se localizó un canal elaborado con bloques de cantera de excelente calidad.
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La Tumba 3 es el entierro más “superficial” de las tumbas en cista. En su interior se localizaron objetos cerámicos pertenecientes a una tradición más antigua, aunque también se encontró una vasija tarasca, al parecer colocada varios años después, cuando los grupos tarascos reocuparon el lugar.
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La Relación de Michoacán menciona que al morir los señores era costumbre sacrificar algunos individuos para colocarlos como “cama” y luego depositar el cuerpo.
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Los cambios en la forma de enterrar a los muertos (patrones funerarios) son una importante herramienta para identificar cambios en las sociedades.
Desde Morelia, tomar la Carretera Federal 43 Morelia-Cuitzeo y desviarse en la carretera 27 rumbo a Cuitzeo-Puruándiro; en el km 16.5, seguir el camino que conduce a Huandacareo y a la colonia La Nopalera.
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+52 (443) 313 2650, ext. 248004
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