El surgimiento del Señorío Tarasco
Las investigaciones arqueológicas en el lago de Pátzcuaro y en regiones vecinas indican que en muchos pueblos hubo una presencia humana continua desde hace cuando menos dos mil años. Los relatos tarascos nos dicen que en el siglo XIII de nuestra era llegaron a la cuenca del lago de Pátzcuaro grupos chichimecas llamados uacúsechas —señores águilas—, que se disputaron, con los habitantes ya establecidos, el dominio de la región lacustre. De la unión entre isleños y agricultores con los chichimecas se originó un nuevo pueblo que fundará el Señorío Tarasco. Este señorío se constituyó como uno de los más poderosos al final del periodo prehispánico rivalizando con el de los mexicas. Los uacúsechas dominaron gran parte del actual territorio de Michoacán y parte de Guerrero, Jalisco, Guanajuato y el Estado de México.
Pátzcuaro, Ihuatzio y Tzintzuntzan
Estas tres ciudades fueron en distintos momentos la capital del imperio tarasco. Tariácuri —héroe cultural y fundador del señorío tarasco—, hijo de Pauácume y de una mujer de Xarácuaro, una de las islas del lago de Pátzcuaro, tras múltiples conflictos con los señores de Curínguaro, y otros señores menores en las islas y alrededor del lago, logra finalmente tomar posesión de Pátzcuaro para sí y para su gente. Con esto se inicia un largo proceso de guerras y alianzas que caracterizaran la conformación de Señorío Tarasco. Después de múltiples guerras, fue en el monte Thiuapu donde Tariácuri, ya señor de Pátzcuaro, reúne a sus dos sobrinos, Hiripan y Tangaxoan, y a su hijo Hiquíngaje, a quienes reconocerá como señores y los sucesores de sus conquistas. Al primero le indicará ir a Ihuatzio, al segundo a Tzintzuntzan y a su hijo le dejará la ciudad de Pátzcuaro.
La ciudad de Tzintzuntzan
La ciudad prehispánica de Tzintzuntzan, ubicada en el lago de Pátzcuaro, fue sin lugar a dudas una de las poblaciones más importantes a la llegada de los españoles en el siglo XVI, por ser la capital del imperio tarasco, lugar desde donde se tomaban las más importantes decisiones políticas, económicas y religiosas. La antigua ciudad de Tzintzuntzan se distribuye en amplias terrazas y grandes plataformas que se van acomodando en las laderas de los cerros Yahuarato y Tariáqueri, sobre las que se desplantan relevantes estructuras arqueológicas, en una extensión estimada de 674 hectáreas y una población que se calcula era, al momento de la llegada de los españoles, de alrededor de 30,000 personas, donde sus habitantes realizaron múltiples actividades.
La llegada de los españoles y los primeros años del periodo virreinal
En 1522 Hernán Cortés, quien ya tenía noticia de la riqueza del señor de Michoacán, envió a Cristóbal de Olid para someterlo. El cazonci Tzinzincha Tangaxoan II se alió de manera pacífica con los españoles y aceptó convertirse al catolicismo. La ciudad de Tzintzuntzan continuó siendo habitada durante los primeros años de la conquista. En ella convivieron españoles, conquistadores y religiosos con la nobleza uacúsecha y el pueblo purépecha. Michoacán entonces se convertirá en base de expediciones para la conquista del occidente de México por parte de los españoles. Una de ellas será la de Nuño Beltrán de Guzmán. Éste, después de múltiples abusos y vejaciones contra la población indígena y mediante un juicio injusto contra Tzinzincha Tangaxoan II, conduce a la tortura y asesina al último cazonci.
Lugares relacionados

Asentamiento anterior al apogeo del señorío tarasco, muy influido por Teotihuacán. Grandes plataformas, un juego de pelota, múltiples cuartos y tumbas con ricas ofrendas hablan de la vida de este pueblo. Localizado entre Pátzcuaro y Uruapan, aún guarda muchos secretos por descubrir.

Junto con Pátzcuaro y Tzintzuntzan fue sede del poderoso imperio purépecha, que nunca fue sometido por los mexicas. De gran extensión, sólo se ha explorado una parte. Maravillan los huatziri (caminos elevados) y su Plaza de Armas, con dos estructuras piramidales llamadas yácatas.

Ciudad de cantera rosa estructurada en torno a su catedral. Conserva la traza del siglo XVI, el carácter conventual del siglo XVII y su imponente acueducto del siglo XVIII. Lleva en su nombre el orgullo de haber sido cuna de José María Morelos y Pavón, uno de los líderes del movimiento independentista de México.
Capital lacustre de los purépechas y su vasto imperio libre, tenía 30,000 habitantes a la llegada de los españoles. Fundada hace ocho siglos, fue sede de la dinastía Uacúsecha. Queda como legado la Gran Plataforma con sus impresionantes yácatas, una de las estructuras más voluminosas de Mesoamérica.