El Distrito Histórico de Mesquite es un contrapunto colorido, pero sin pretensiones a la expansión urbana de Las Cruces, la segunda ciudad más grande de Nuevo México. Su encantador y casera mezcolanza de arquitectura de adobe y estilos vernáculos ofrece una lección única de paso a paso sobre el desarrollo social y cultural de Las Cruces de los siglos XIX y XX y el sur de Nuevo México.
Distrito Histórico de Mesquite
Las Cruces se fundó después de 1848, cuando los residentes del pueblo de Doña Ana se aventuraron a establecer una porción de tierra cultivable en el Valle Central de Mesilla. Entre mexicanos, estadounidenses y descendientes de los indios Pueblo, 112 personas sortearon las tierras en las que habían vivido los indios Manso y construyeron una comunidad tradicional.
La mayoría de las casas se edificaron con adobe, eran pequeñas y bajas, con planos de planta sencillos y techos planos o a dos aguas. Sus fachadas contiguas formaban muros de protección. Con el tiempo, y tras la construcción de Fort Fillmore, las casas comenzaron a reflejar influencias anglosajonas, como aguilones más altos, variedad de parapetos, revestimiento de ladrillo, dinteles con pedimentos, columnas achaflanadas y frisos.
El comercio, la agricultura y la minería en las Montañas de Organ dieron un desarrollo lento a Las Cruces, que se convirtió en un patio de recreo para vaqueros, mineros y soldados, con cantinas y burdeles que dieron a este distrito una reputación de pueblo ruidoso y peligroso.
Con la llegada del ferrocarril, se donaron tierras en el extremo oeste de la ciudad para un depósito de trenes y una vía. En este periodo se construyeron edificios y residencias de adobe y ladrillo que embellecieron el paisaje urbano y reflejaron la originalidad de los residentes.
Actualmente, el Distrito Histórico de Mesquite se extiende por las calles Campo, San Pedro, Tornillo y Mesquite, entre las avenidas Chestnut y Colorado, ocupando solo la mitad de su tamaño original. Sobresalen su cementerio, el Klein Park, sus jardines, cafés y la casa del Border Book Festival, con una colorida mezcla de arquitectura de adobe y estilos vernáculos.
