Un fuerte viento gélido atraviesa la llana pradera cubierta de juníperos de La Bajada Mesa, ferozmente decidida a llegar a su destino final. Los viajeros que desafiaron el viento y el clima para escalar y cruzar la formidable mesa entre los siglos XVII y XIX fueron igualmente determinados. Ellos eligieron la ruta más difícil de El Camino Real de Tierra Adentro para entrar o salir de la capital de Santa Fe, Nuevo México.
La Bajada Mesa
La Mesa se encuentra sobre una escarpa volcánica de aproximadamente 183 metros, desde donde desciende pronunciadamente el camino. El mirador es conocido como La Bajada, uno de los puntos de referencia naturales más espectaculares de Nuevo México; la belleza de la vista desde la cima de la mesa vale la pena el esfuerzo de emprender la travesía de la zona rural de basalto negro de La Bajada.
Las culturas nativas emplearon la topografía natural y los sistemas de drenaje para aprovechar la cima de La Mesa y aún después de la llegada de los españoles, La Bajada continuó como la línea divisoria entre el Río Abajo y el Río Arriba, los principales distritos económicos y gubernamentales del estado.
El camino que pasaba por La Bajada era la opción más directa pero arriesgada, pues implicaba atravesar la cuenca del Galisteo. Esto no impidió que fuera una opción atractiva y recurrente entre algunos viajeros, como muestra está un sendero que une el Camino Real con un sistema de presas que formaron una alberca profunda.
Fue a principios de 1700 que los colonos españoles establecieron un pequeño pueblo llamado “La Bajada” en la base de la escarpa, a un lado del río Santa Fe.
Tras la victoria de la Independencia de México, esta ruta retomó su fama como el camino más directo para Santa Fe, y el pueblo empezó a funcionar como otro centro de comercio, depósito de mercancías y parada de diligencias o de descanso para los viajeros.
Cuando, en 1846, el ejército estadounidense tomó posesión de Nuevo México, se percató del potencial de esta ruta y mejoró el camino para que pudieran pasar los carros.
Aún después de la llegada de ferrocarril, La Bajada Mesa conservó su importancia como corredor de transporte. Entre 1903 y 1929, un segmento del sendero se convirtió en la carreta 1 de Nuevo México y, entre 1926 y 1932, el mismo segmento pasó a ser parte de la Ruta 66, la cual llegó a ser transitada por 1,200 vehículos al día, antes de que la interestatal se construyera unos metros al este.
Debido a su ubicación remota y accidentada, La Bajada Mesa está entre las secciones mejor conservadas e históricamente significativas de El Camino Real, con pistas desgastadas, zanjas y otros recuerdos de viajeros del pasado grabados de forma permanente en el paisaje.
