La ciudad de Córdoba es reconocida como la sede de la firma de la Independencia de México y por su estilo arquitectónico que muestra influencia de los estilos coloniales y neoclásicos.
Córdoba
Localizada en la zona montañosa del estado de Veracruz y en las estribaciones del Citlaltépetl, Córdoba ha sido un importante punto en el acontecer de la historia nacional. Su clima favoreció la práctica agrícola, especialmente del café, la caña de azúcar y los árboles frutales. La historia de Córdoba se puede seguir por tres grandes sucesos: su fundación, la batalla del 21 de mayo y la firma de los Tratados de Córdoba.
Fue fundada como villa en 1618 y formó parte de la ruta comercial entre la Ciudad de México y el puerto de Veracruz. La constitución de la villa de Córdoba fue necesaria para enfrentar los ataques y asaltos que los negros cimarrones, encabezados por Yanga, realizaban en el camino real Veracruz-Orizaba-México. Cuatro vecinos de Huatusco: don Juan Cristóbal de Miranda, don García de Arévalo, don Andrés Núñez de Illescas y don Diego Rodríguez, solicitaron al virrey Diego Fernández de Córdoba (a quien debe su nombre esta ciudad) la fundación de Córdoba, autorizada por el rey de España, Fernando III.
Durante el Virreinato, Córdoba fue un centro de producción de caña de azúcar, arroz y tabaco. Ya en el siglo XIX, su población participó de manera relevante en la guerra de Independencia en 1821; los cordobeses resistieron ante las fuerzas realistas del coronel Manuel Hevía, en defensa del Plan de Iguala y del Ejército Trigarante. Este acontecimiento se recuerda cada 21 de mayo.
Asimismo, Córdoba es reconocida en la historia nacional por ser el sitio donde se firmó el documento en el que se acuerda la independencia de México y la retirada de las tropas españolas de la capital. Este acontecimiento ocurrió el 24 de agosto de 1821 y participaron Agustín de Iturbide, como comandante del Ejército Trigarante, y Juan O´Donojú, como jefe político superior de la Provincia de Nueva España. En los Tratados de Córdoba se reconocieron los territorios que pertenecían a la monarquía y se instauró una nación soberana e independiente, nombrada Imperio mexicano. Los tratados formaron parte de un cuerpo jurídico estructurado que fue utilizado hasta la formación del Primer Congreso Constituyente Mexicano. Hacia 1830, Córdoba se designó como ciudad y declarada capital del estado en 1916.
La Zona de Monumentos Históricos, declarada el 19 de diciembre de 1990, abarca 0.018 km2 con 9 manzanas y 11 edificios con valor histórico. Entre los edificios religiosos más importantes destacan: el Templo de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción, los templos de Santa Rosa, San Antonio y San Sebastián. Las construcciones civiles de interés histórico son el Portal de Zevallos, el palacio municipal y los edificios porticados de la plaza central.
La catedral o Templo de la Sagrada Concepción fue edificado en la primera mitad del siglo XVII en estilo neoclásico y cuenta con una cúpula octagonal adornada con azulejos. El Portal de Zevallos fue escenario de la firma de los Tratados de Córdoba; su construcción data del siglo XVIII, conserva su estilo colonial y es uno de los destinos turísticos más frecuentados.
El palacio municipal cuenta con características neoclásicas e influencia de la arquitectura francesa. Presenta 21 arcos en memoria de la Batalla de Córdoba ocurrida el 21 de mayo de 1821. Resguarda el archivo municipal, uno de los mejor conservados en el país.

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