Durante la segunda mitad del siglo XVI persistían grupos indígenas que se resistían a la presencia española y atacaban constantemente a los arrieros y a la mercancía que transportaban por el Camino Real de Tierra Adentro. Dicho tránsito incrementó tras los descubrimientos mineros del norte novohispano, generando a su vez la necesidad de mejorar el traslado de mercancías, víveres y metales por territorios hostiles. Las medidas de seguridad dispuestas fueron la instalación de fuertes o presidios. Éstos últimos, representaron elementos de defensa, seguridad y pacificación de los grupos rebeldes y posteriormente, sirvieron para poblar territorios.
Conjunto histórico del Pueblo de Ojuelos
El objetivo principal de todas estas medidas fue el de salvaguardar los bienes de la corona, y ya que los territorios más desprotegidos estaban entre la villa de San Miguel y Zacatecas en la ruta que circulaba desde la ciudad de México, el virrey Enríquez ordenó, probablemente en 1570, que se fundara el presidio de Ojuelos, el cual se localiza en el actual Estado de Jalisco, el presidio de Ojuelos.
Ojuelos fue fundado por el capitán Pedro Carrillo Dávila con parte de la escolta de la audiencia de México. Este personaje mandó levantar tres naves con un patio central circundadas por muros gruesos a manera de fuerte y el nombre que se le dio hacía alusión a la gran variedad de ojos de agua y manantiales que abundaban en la región. Más tarde se estableció una importante hacienda agrícola y ganadera llamada San José de los Ojuelos. Esta construcción formó parte del mayorazgo de Ciénaga de Mata y en ella se edificó la iglesia que aún se puede apreciar en la población. La iglesia de piedra rojiza es muy sobria pero elegante, posee un vano neoclásico que soporta un vitral con la imagen del señor San José. Inmediata a esta iglesia encontramos una edificación de menor tamaño cuya torre es de un estilo barroco del periodo colonial. El acceso principal del templo tiene una puerta de madera grabada con dos escudos del mayorazgo de Ciénaga de Mata. Dada su ubicación en los antiguos caminos de Tierra Adentro, la hacienda de San José de los Ojuelos se convirtió a finales del siglo XIX en una importante plaza comercial que congregaba a una población de aproximadamente 3 mil habitantes.
El presidio de Ojuelos construido por Carrillo Dávila fue adquirido por la presidencia municipal en 1977, año en que fue restaurado y declarado Monumento Histórico. El espacio aún conserva las bóvedas y la arquería del fuerte con los contrafuertes propios de estas grandes edificaciones. En el patio central rodeado de portales formados con arcos de medio punto se pueden admirar murales que dan muestra de la importancia del fuerte y la labor de transporte que significó el mercado exterior.