Tingambato
Lugar donde termina el fuego
Asentamiento anterior al apogeo del señorío tarasco, muy influido por Teotihuacán. Grandes plataformas, un juego de pelota, múltiples cuartos y tumbas con ricas ofrendas hablan de la vida de este pueblo. Localizado entre Pátzcuaro y Uruapan, aún guarda muchos secretos por descubrir.
Sobre la zona
A este importante sitio también se lo conoce como Tinganio, que en lengua purépecha significa “lugar donde comienza el fuego”. Es uno de los emplazamientos representativos de la etapa anterior al apogeo del señorío tarasco, con algunos rasgos claramente teotihuacanos mezclados con otras tradiciones locales.
Son pocas las referencias que existían de este recinto: sólo se ha encontrado una mención del hallazgo de una tumba en un periódico michoacano de 1842. Fue entre 1978 y 1979 cuando los arqueólogos Román Piña Chan y Kuniaki Ohi realizaron la mayor parte de las excavaciones y recuperaciones arqueológicas que hoy se pueden visitar. A la fecha ha sido explorada una parte mínima de la localidad, que corresponde al área religiosa y habitacional de la población.
Las investigaciones realizadas en Tingambato han permitido descubrir un tiempo poco conocido de la historia michoacana. Se trata de un lapso de grandes cambios en toda Mesoamérica tras la caída de Teotihuacán, anterior a las grandes poblaciones fundadas por los tarascos o purépechas, ya hacia el final del periodo prehispánico.
En la historia de la zona podemos definir claramente dos etapas; en la primera, que arranca en el 450, se inicia el poblamiento de este centro ceremonial. El asentamiento fue habitado por grupos que poseían una economía productora de alimentos, basada fundamentalmente en la agricultura y complementada con la caza y la pesca. En esta fase los constructores regularizaron el terreno para formar una plataforma artificial sobre la que se construyeron los basamentos para los templos, así como algunas construcciones de carácter civil destinadas a la clase dirigente, junto con numerosas chozas para el pueblo. La segunda etapa comprende del 600 al 900 y en ella es evidente la influencia teotihuacana. Para explicarnos la presencia de los rasgos de la gran metrópoli es necesario hacer una breve semblanza de su cultura.
Referirnos a la cultura teotihuacana implica un parteaguas en el área mesoamericana, ya que se trata del surgimiento de la primera gran metrópoli en la región. Su auge ocurre en los años 100 al 575 y representó la vanguardia en las manifestaciones artísticas, arquitectónicas y religiosas. Esta sociedad estaba dirigida por una teocracia que logró gran influencia en muchas poblaciones mesoamericanas a lo largo de más de 500 años, y llegó a ser la primera gran ciudad pluriétnica de Mesoamérica, donde hoy sabemos que existió, entre otros, un barrio de personas provenientes de Michoacán.
Debido al colapso —aproximadamente en el año 575— Teotihuacán se desintegró; sin embargo, parece que la gente que salió de esa gran urbe se dispersó provocando que, en lugares lejanos de la ciudad, algunos de sus elementos arquitectónicos comenzaran a aparecer. Este es el caso de Tingambato. La influencia teotihuacana se verifica porque las habitaciones se ubicaron alrededor de las plazas hundidas, su centro ceremonial tenía altares junto con el característico talud-tablero (pared inclinada por arriba hacia atrás y pared vertical), que es uno de los elementos arquitectónicos significativos de Teotihuacán. El parecido del juego de pelota de Tingambato con los de los sitios arqueológicos de Tula y Xochicalco refuerza la teoría de que este asentamiento surgió a la caída de Teotihuacán, pues estos tres sitios florecen después de la decadencia de la gran urbe. Es muy importante destacar la arquitectura funeraria en Tingambato, reminiscencia de una tradición antigua en Michoacán, donde se enterró a ciertos dignatarios en impresionantes tumbas de cámara con techo de bóveda.
Tingambato fue abandonado definitivamente hacia el año 900 y no presenta ningún elemento que lo relacione con las fases tardías del señorío Tarasco. Se piensa que, al final de la ocupación de Tingambato, ocurrió un gran incendio, vestigios de lo cual se han podido observar en las excavaciones arqueológicas.
Son pocas las referencias que existían de este recinto: sólo se ha encontrado una mención del hallazgo de una tumba en un periódico michoacano de 1842. Fue entre 1978 y 1979 cuando los arqueólogos Román Piña Chan y Kuniaki Ohi realizaron la mayor parte de las excavaciones y recuperaciones arqueológicas que hoy se pueden visitar. A la fecha ha sido explorada una parte mínima de la localidad, que corresponde al área religiosa y habitacional de la población.
Las investigaciones realizadas en Tingambato han permitido descubrir un tiempo poco conocido de la historia michoacana. Se trata de un lapso de grandes cambios en toda Mesoamérica tras la caída de Teotihuacán, anterior a las grandes poblaciones fundadas por los tarascos o purépechas, ya hacia el final del periodo prehispánico.
En la historia de la zona podemos definir claramente dos etapas; en la primera, que arranca en el 450, se inicia el poblamiento de este centro ceremonial. El asentamiento fue habitado por grupos que poseían una economía productora de alimentos, basada fundamentalmente en la agricultura y complementada con la caza y la pesca. En esta fase los constructores regularizaron el terreno para formar una plataforma artificial sobre la que se construyeron los basamentos para los templos, así como algunas construcciones de carácter civil destinadas a la clase dirigente, junto con numerosas chozas para el pueblo. La segunda etapa comprende del 600 al 900 y en ella es evidente la influencia teotihuacana. Para explicarnos la presencia de los rasgos de la gran metrópoli es necesario hacer una breve semblanza de su cultura.
Referirnos a la cultura teotihuacana implica un parteaguas en el área mesoamericana, ya que se trata del surgimiento de la primera gran metrópoli en la región. Su auge ocurre en los años 100 al 575 y representó la vanguardia en las manifestaciones artísticas, arquitectónicas y religiosas. Esta sociedad estaba dirigida por una teocracia que logró gran influencia en muchas poblaciones mesoamericanas a lo largo de más de 500 años, y llegó a ser la primera gran ciudad pluriétnica de Mesoamérica, donde hoy sabemos que existió, entre otros, un barrio de personas provenientes de Michoacán.
Debido al colapso —aproximadamente en el año 575— Teotihuacán se desintegró; sin embargo, parece que la gente que salió de esa gran urbe se dispersó provocando que, en lugares lejanos de la ciudad, algunos de sus elementos arquitectónicos comenzaran a aparecer. Este es el caso de Tingambato. La influencia teotihuacana se verifica porque las habitaciones se ubicaron alrededor de las plazas hundidas, su centro ceremonial tenía altares junto con el característico talud-tablero (pared inclinada por arriba hacia atrás y pared vertical), que es uno de los elementos arquitectónicos significativos de Teotihuacán. El parecido del juego de pelota de Tingambato con los de los sitios arqueológicos de Tula y Xochicalco refuerza la teoría de que este asentamiento surgió a la caída de Teotihuacán, pues estos tres sitios florecen después de la decadencia de la gran urbe. Es muy importante destacar la arquitectura funeraria en Tingambato, reminiscencia de una tradición antigua en Michoacán, donde se enterró a ciertos dignatarios en impresionantes tumbas de cámara con techo de bóveda.
Tingambato fue abandonado definitivamente hacia el año 900 y no presenta ningún elemento que lo relacione con las fases tardías del señorío Tarasco. Se piensa que, al final de la ocupación de Tingambato, ocurrió un gran incendio, vestigios de lo cual se han podido observar en las excavaciones arqueológicas.
Mapa
Sabías que...
- En Tingambato se han encontrado tres tumbas construidas bajo la plataforma principal con ricas y variadas ofrendas.
- Una de las características de Tingambato es la serie de cuartos que podemos observar sobre la gran plataforma y que muchos de ellos fueron decorados en sus fachadas con el llamado estilo talud-tablero, el cual es característico de Teotihuacán, aunque el realizado en Tingambato presenta características propias.
- Las excavaciones más recientes hechas en Tingambato en el año 2015 revelaron la gran plataforma, los cuartos, así como la introducción del sistema talud-tablero de estilo teotihuacano que hoy día vemos en la zona arqueológica, la cual debió de ocuparse entre los años 570 y 670. durante apenas un siglo. Finalmente, en ese momento se pueden ver huellas de un gran incendio en la ciudad.
Un experto opina
La longeva tradición de construcción de tumbas y el complejo tratamiento a los muertos.
José Luis Punzo Díaz
Centro INAH Michoacán
Información práctica
Lunes a domingo de 09:00 a 18:00 hrs. Último acceso 17:00 hrs.
$75.00 pesos
Se localiza dentro del poblado de Santiago Tingambato.
Desde Morelia tomar la autopista Morelia-Uruapan, salir en la desviación San Ángel Zurumucapio y continuar hasta el entronque con la carretera 14 con dirección a Pátzcuaro.
Desde Pátzcuaro tomar la Carretera Federal 14 rumbo a Uruapan.
Directorio
Jefe de Zona Arqueológica
José Miguel Cabrera Arcos
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+52 (443) 313 2650, ext. 248004