Los grupos zapotecas y mixtecas dominaron antiguamente el área que comprende el actual estado de Oaxaca, el oeste y norte de Guerrero y el sur de Puebla, coexistiendo con un gran número de etnias. Ambas culturas se denominaban a sí mismos como el “pueblo de las nubes”, cada uno en su idioma, en referencia a su relación con el paisaje nublado y las altas montañas.
Los primeros pobladores de los Valles Centrales eran cazadores-recolectores cuyos vestigios se remontan al 10,000 a.C. Durante el periodo Preclásico, comprendido entre 1900 y 100 a.C., se desarrollaron las primeras manifestaciones culturales gracias al cauce del río Atoyac. Las evidencias señalan la presencia de asentamientos aldeanos complejos, como Tierras Largas y San José Mogote, en donde se almacenaron y cultivaron diversos vegetales, además de presentar indicios del calendario adivinatorio.
El Preclásico Medio (850-400 a.C.) está marcado por una transformación social en los tres ramales del valle de Oaxaca –Etla, Tlacolula y Zimatlán– hacia los primeros centros urbanos, los cuales concentraron el poder, el culto a las deidades, así como los monumentos en piedra con inscripciones, entre los cuales predominó el sitio de San José Mogote. Hacia la última fase del Preclásico, los grupos zapotecas implantados en centros como Yagul, Dainzú y Monte Albán establecieron contacto con los olmecas de la costa del Golfo. Al mismo tiempo, gradualmente, se realizó la conformación de un estado zapoteca que dominó el territorio desde el 500 a.C., fecha en que se ubica la fundación del sitio de Monte Albán, como centro político zapoteca, y cuyo poderío se extendió aproximadamente hasta el 900.
El Clásico (200-800) en la región oaxaqueña se define por la hegemonía de Monte Albán, el cual ha sido considerado como el núcleo demográfico de una confederación de centros urbanos del valle, que concentró a una gran población en las terrazas habitacionales, propiciando así la estratificación social, el aumento del comercio y una división del trabajo más compleja. Diversas representaciones en lápidas grabadas con altos personajes teotihuacanos, sugieren un importante contacto de esta urbe con la gran ciudad del Altiplano durante la fase temprana del periodo Clásico (200-500).
La producción cerámica estandarizada refleja el control que los centros administrativos llegaron a ejercer sobre la producción alfarera, y las urnas funerarias presentan representaciones calendáricas como una característica típicamente zapoteca. A partir del 250, es posible encontrar núcleos urbanos en otras zonas del área, como Huijazoo, Zaachila, Lambityeco, Yagul y Mitla, los cuales tuvieron una menor importancia jerárquica y se encontraron subordinados al poder de Monte Albán. En las distintas ciudades centralizadoras del poder político y religioso, es común encontrar evidencias de una escritura bien desarrollada, así como glifos o inscripciones talladas en estelas, lápidas, jambas y dinteles.
Con la caída de Monte Albán, la movilización y el aumento demográfico propiciaron la aparición de diversos centros políticos ocupados por distintos grupos étnicos, los cuales controlaban regiones menos amplias a las que habían conformado los grandes centros urbanos del periodo Clásico.
Durante el Posclásico, entre el año 900 y 1521, ciudades como Mitla, Zaachila y Huatulco fueron protagonistas de la región oaxaqueña, en donde se hizo evidente la penetración de uno de los señoríos mixtecos que llevó a este grupo a expandir su dominio hacia varios sitios de los Valles Centrales a través de alianzas matrimoniales y cacicazgos. Algunos códices han permitido reconstruir en detalle la fase temprana del periodo, y conocer el proceso de conquista mixteca que comienza alrededor del 940. Los mixtecos destacaron por el admirable trabajo del oro y la producción de joyas de gran valor, desde el punto de vista estético, así como técnico.
El Posclásico tardío representa el momento de contención de las campañas militares que realizaron los mexicas, dirigidos por Ahuízotl, hacia la Mixteca y el Valle de Oaxaca, así como la preminencia del sitio de Mitla como capital religiosa y artística. La presión mexica en el área sirvió para reforzar los lazos entre mixtecas y zapotecas, sin embargo, la entrada de los ejércitos de la Triple Alianza sobre el sitio de Guiengola generó una serie de alianzas entre los zapotecas y los invasores, y el consiguiente desplazamiento de los grupos mixtecos. En esta situación política, el poderío zapoteca recibió la llegada de los conquistadores españoles.
Fuentes:
López Austin, Alfredo y Leonardo López Luján, 2009, El pasado indígena, México, Colmex / FCE.
Carmona Macías, Martha, 2004, Oaxaca. Museo Nacional de Antropología. México, México, Conaculta / INAH / Lunwerg.