Un pequeño templo de los jesuitas, cuya construcción comenzó en 1597, fue derrumbado en 1647 por la lluvia; en su lugar se levantó uno nuevo que fue demolido a finales del siglo XVIII para edificar uno más grande pero no se pudo llevar a cabo por la expulsión de los jesuitas. Hacia el año 1783, el obispo Macuraya y Manguilla concluyó la construcción. En 1917 se derribaron el artesonado, el altar mayor y la cúpula del crucero para ampliar la calle Bruno Martínez.