Considerada a lo largo de la historia como un oasis en medio de la tierra desértica del norte del país, Parras de la Fuente presenta una arquitectura vinculada a su entorno natural como la Capilla del Santo Madero, erigida sobre el cerro del Sombreretillo. Es el lugar de nacimiento del llamado “Apóstol de la Revolución”, Francisco I. Madero.
Parras de la Fuente
El nombre del lugar, en primer término, refiere a su territorio: el Valle de Parras, en el que desde tiempos inmemoriales existe una gran variedad de vides y manantiales, lo que permitió el asentamiento de los antiguos grupos humanos; en segundo término, le rinde honor al abogado saltillense Juan Antonio de la Fuente, defensor de los mexicanos en contra de los invasores franceses.
El poblamiento de Parras se realizó con el establecimiento de indígenas tlaxcaltecas y familias de españoles, quienes, al observar la existencia de aquellas vides, trajeron otras de Europa, con tan buenos resultados que fundaron los primeros viñedos y bodegas vinícolas del continente americano.
El asentamiento de la villa pasó por muchas vicisitudes derivadas de la conquista del territorio norte del virreinato de Nueva España; sin embargo, fue Francisco de Urdiñola quien estableció un asentamiento y plantó un viñedo en 1593, indicando con ello el desarrollo ulterior de la industria vitivinícola que da carácter a la historia económico-productiva no solo de la localidad, sino del norte del país. Oficialmente fue fundada en 1598 por el padre jesuita Juan Agustín de Espinoza, con el nombre de Misión de Santa María de las Parras y las Lagunas.
La arquitectura del lugar se halla relacionada al entorno, pues se encuentra en medio de una tierra agreste, y el desarrollo de la vida urbana ha estado ligada a la riqueza natural de los manantiales. La traza de la ciudad es irregular y asimétrica, determinada, en gran medida, por las irregularidades del terreno y por el sistema hidrológico conformado por arroyos, estanques y acequias que dieron origen al asentamiento. Por ello, en la ciudad se generan perspectivas interrumpidas por calles quebradas, entre ellas sobresale la Francisco I. Madero, vía principal que forma parte del eje regional o camino que une a las ciudades de Saltillo y Torreón. También destacan espacios abiertos como la Alameda Independencia, los jardines o plazas del Beso Zaragoza, así como las plazuelas Ocampo y Agustín Espinosa y los panteones San Antonio y San José.
La ciudad de Parras de la Fuente, Coahuila, fue declarada Zona de Monumentos Históricos el 18 de febrero de 1998 y comprende un área de 4.640 km2, distribuida en 158 manzanas, en las que podemos encontrar 386 edificios con valor histórico, construidos entre los siglos XVI y XIX.
Entre los inmuebles emblemáticos de la ciudad destacan los que tienen o tuvieron como destino el culto religioso, como el Templo y Real Colegio de San Ignacio de Loyola, el de Nuestra Señora de la Asunción, el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe y las capillas de Nuestra Señora de San Juan, Nuestra Señora del Rosario, Ojo de Agua y del Santo Madero, esta última erigida sobre un monumento natural, el cerro del Sombreretillo, por lo que es un doble referente simbólico de la ciudad.
Desde el año 2004, Parras de la Fuente recibió la denominación de Pueblo Mágico por la Secretaría de Turismo de México.
Monumento Histórico

Capilla del Santo Madero

Casa Madero

Fábrica
Sitio de Interés
Parras de la Fuente
Considerada a lo largo de la historia como un oasis en medio de la tierra desértica del norte del país, Parras de la Fuente presenta una arquitectura vinculada a su entorno natural como la Capilla del Santo Madero, erigida sobre el cerro del Sombreretillo. Es el lugar de nacimiento del llamado “Apóstol de la Revolución”, Francisco I. Madero.
El nombre del lugar, en primer término, refiere a su territorio: el Valle de Parras, en el que desde tiempos inmemoriales existe una gran variedad de vides y manantiales, lo que permitió el asentamiento de los antiguos grupos humanos; en segundo término, le rinde honor al abogado saltillense Juan Antonio de la Fuente, defensor de los mexicanos en contra de los invasores franceses.
El poblamiento de Parras se realizó con el establecimiento de indígenas tlaxcaltecas y familias de españoles, quienes, al observar la existencia de aquellas vides, trajeron otras de Europa, con tan buenos resultados que fundaron los primeros viñedos y bodegas vinícolas del continente americano.
El asentamiento de la villa pasó por muchas vicisitudes derivadas de la conquista del territorio norte del virreinato de Nueva España; sin embargo, fue Francisco de Urdiñola quien estableció un asentamiento y plantó un viñedo en 1593, indicando con ello el desarrollo ulterior de la industria vitivinícola que da carácter a la historia económico-productiva no solo de la localidad, sino del norte del país. Oficialmente fue fundada en 1598 por el padre jesuita Juan Agustín de Espinoza, con el nombre de Misión de Santa María de las Parras y las Lagunas.
La arquitectura del lugar se halla relacionada al entorno, pues se encuentra en medio de una tierra agreste, y el desarrollo de la vida urbana ha estado ligada a la riqueza natural de los manantiales. La traza de la ciudad es irregular y asimétrica, determinada, en gran medida, por las irregularidades del terreno y por el sistema hidrológico conformado por arroyos, estanques y acequias que dieron origen al asentamiento. Por ello, en la ciudad se generan perspectivas interrumpidas por calles quebradas, entre ellas sobresale la Francisco I. Madero, vía principal que forma parte del eje regional o camino que une a las ciudades de Saltillo y Torreón. También destacan espacios abiertos como la Alameda Independencia, los jardines o plazas del Beso Zaragoza, así como las plazuelas Ocampo y Agustín Espinosa y los panteones San Antonio y San José.
La ciudad de Parras de la Fuente, Coahuila, fue declarada Zona de Monumentos Históricos el 18 de febrero de 1998 y comprende un área de 4.640 km2, distribuida en 158 manzanas, en las que podemos encontrar 386 edificios con valor histórico, construidos entre los siglos XVI y XIX.
Entre los inmuebles emblemáticos de la ciudad destacan los que tienen o tuvieron como destino el culto religioso, como el Templo y Real Colegio de San Ignacio de Loyola, el de Nuestra Señora de la Asunción, el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe y las capillas de Nuestra Señora de San Juan, Nuestra Señora del Rosario, Ojo de Agua y del Santo Madero, esta última erigida sobre un monumento natural, el cerro del Sombreretillo, por lo que es un doble referente simbólico de la ciudad.
Desde el año 2004, Parras de la Fuente recibió la denominación de Pueblo Mágico por la Secretaría de Turismo de México.

Capilla del Santo Madero

Casa Madero

Fábrica
Coordinación Nacional de Monumentos Históricos
La Coordinación Nacional de Monumentos Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia ...