Durante el siglo XVIII se desarrolló con mayor fuerza un auge constructivo de puentes, dichas edificaciones tenían como objetivo sortear los accidentes topográficos y ríos que existían en puntos importantes del Camino Real de Tierra Adentro.
Puente de Atongo
Por tal motivo en el Camino Real de México a Querétaro se edificaron diversos puentes de mampostería con empedrados típicos de las antiguas construcciones camineras, como aquellos ubicados en Jilotepec, Arroyozarco y Atongo. Si bien la apertura y ampliación de caminos de herradura para el tránsito de cargamentos fue necesario, también lo fue la implementación de medidas para el cruce de hombres y mercancías en tiempos de lluvia, hecho que influyó en la construcción de los puentes antes mencionados.
El puente de Atongo está ubicado en las cercanías del pueblo de Aculco, eje principal de tránsito e importante para todos aquellos que recorrían por el Camino Real de Tierra Adentro por sus actividades de arriería y hospedería. Dicha edificación cuenta con un arco de medio punto de cantera, mientras que el resto del conjunto es de mampostería. Es posible apreciar sobre el arco una cornisa y al centro de una de sus bardas, vestigios de un pequeño pilar de cantera que sostenía un medallón; es probable que este último elemento tuviera grabado una fecha de construcción o intervención. Actualmente presenta un buen estado de conservación y continúa en funcionamiento en condiciones favorables.