El Tigre se asienta sobre un lomerío junto al río Candelaria y tiene una larga secuencia de ocupación, que va desde el Preclásico Medio (600-300 a.C.) hasta el periodo Protohistórico (ca. 1557). Hasta hace algunos años se pensaba que el establecimiento de los chontales en esta zona ocurrió durante el Posclásico Tardío, pero gracias a las exploraciones realizadas hoy sabemos que su apogeo ocurrió durante el Clásico Terminal (900-1000 d.C.), pues a este periodo corresponde el mayor número de construcciones. También se ha documentado que hubo una ocupación significativa durante el Preclásico Medio y especialmente en el Tardío, cuando la actividad en la costa fue muy importante. La región estuvo habitada hasta la llegada de los españoles.
La zona arqueológica está conformada por seis grupos arquitectónicos y el área nuclear incluye edificios de estilo Petén en las subestructuras; existen asimismo elementos de arquitectura Río Bec y de tiempos posteriores. El Tigre posee un centro cívico-ceremonial principal que cuenta con dos grandes plazas. La primera, centro físico de los edificios monumentales (Estructuras 1, 2 y 3) pertenecientes al Grupo del Tipo E, es la más importante, aunque la identificación de dichas edificaciones resulta en ocasiones problemática debido a que durante el Clásico Tardío sufrieron modificaciones sustanciales seguramente por cambios sociales y políticos en la región.
Las construcciones denominadas Tipo E permitían observar la aparición del sol al amanecer en días precisos. Ello facilitaba prever solsticios (junio y diciembre), tiempos de siembra y cosecha, ajustes calendáricos, etc. Se han registrado en muchos sitios mayas prehispánicos como por ejemplo Calakmul, Caracol, Edzná, Naachtún, Santa Rosa Xtampak, Tikal y Uaxactún.
La distribución básica de las construcciones en El Tigre existe por lo menos desde el Preclásico Medio-Tardío, es decir desde varios siglos antes de nuestra era. A esa época pertenecen las Estructuras 2 y 3, donde se observan características del estilo Petén, ampliamente difundido en las tierras Bajas Mayas del sur. Los basamentos piramidales y la arquitectura monumental también estaban relacionados con la identidad de las élites y su manejo del espacio y del calendario. El factor astronómico jugaba un rol relevante y la predicción de lluvias y su adecuado aprovechamiento para las actividades agrícolas incrementaba la fe en la estrecha relación de los gobernantes y las deidades.
Las dimensiones monumentales de las estructuras de El Tigre indican una gran concentración del trabajo de mucha gente, así como la capacidad de los dirigentes para planear y coordinar las obras. La Estructura 1, abierta al público, mide 150 m de largo (de norte a sur) por 130 m de ancho. Su altura es de casi 9 m. Encima encontramos un basamento piramidal de unos 50 m por lado y 23 m de alto. A su vez, la estructura 2 tiene una base de 100 m de largo (este-oeste) por 80 m de ancho. No obstante, la Estructura 4 empequeñece a las anteriores, con casi 200 m de largo (norte-sur), 150 m de ancho y una altura máxima de 28 m.
Otros elementos importantes que se han conservado en El Tigre son mascarones de estuco modelado y pintado. En la Estructura 1, por ejemplo, se descubrieron mascarones antropomorfos en una construcción y otros de carácter zoomorfo. A su vez, en la Estructura 2 se hallaron grandes rostros humanos a los lados de las escaleras, orientados hacia el este, que bien pudieran identificarse con ancestros o con la fundación de los linajes en formación durante esa época. En la Estructura 4 también se encontraron dos mascarones antropomorfos orientados a la salida del sol.
La costumbre de colocar grandes esculturas de estuco modelado y pintado en las fachadas de los edificios monumentales fue común en el mundo maya poco antes del inicio de nuestra era. Otros ejemplos similares han sido reportados en Tikal, Holmul y Mirador (Guatemala), en Cerros y Lamanai (Belice); en Chakanbakán, Comalcalco, Edzná, Acanceh, Kohunlich y Palenque, entre otros.
En El Tigre también se han identificado tres juegos de pelota. Uno de ellos, frente a la Estructura 1, ha sido excavado y consolidado. Encima de sus dos edificios paralelos se hallaron los cimientos de las habitaciones que alguna vez los coronaron. El eje de su cancha mide un promedio de 20 m de largo y corre en sentido este-oeste, recordándonos el curso diario del sol.
La Estructura 4 también está abierta al público; su acceso principal mira al poniente, donde hay una amplia escalinata con alfardas que permite llegar hasta la cima. Arriba podemos ver varias construcciones; tanto de carácter habitacional como altares cuadrangulares sobre los que se depositaban ofrendas diversas.