Arroyo Seco se localiza a dos y medio kilómetros al sureste de la cabecera municipal de Victoria, en el centro de un pequeño y fértil valle cruzado por el cauce de un río que está seco la mayor parte del año. Los cerros que rodean el valle están compuestos por tobas suaves, que la acción del viento y el agua han modelado hasta crear un paisaje de características singulares: caprichosas columnas a manera de extravagantes esculturas de piedra que fueron particularmente aprovechadas para plasmar los motivos pictóricos. En este lugar se aprecia una síntesis del arte rupestre regional gracias a la cantidad y diversidad de imágenes plasmadas sobre las rocas; aquí es posible observar, a través del arte rupestre y el paisaje que lo contiene, un ejemplo de la forma de pensar y entender el mundo que rodeaba a los antiguos pueblos recolectores cazadores que habitaron en el nororiente del estado de Guanajuato.
Los distintos soportes rocosos del sitio albergan 46 conjuntos pictóricos y cientos de motivos gráficos que están distribuidos en dos pequeñas elevaciones conocidas como La Zorra y La Pintada (o La Tortuga). La disposición y distribución de los motivos pictóricos respondieron a consideraciones estrechamente relacionadas con la cosmovisión, el ritual y la identidad de las sociedades indígenas que habitaron este territorio durante la época prehispánica y colonial. Así, resulta sugerente que los paneles pintados en el cerro de la Zorra se orientan hacia la puesta del sol, mientras que en el cerro de La Pintada o La Tortuga se buscó su salida. Por otro lado, es posible apreciar que una característica de la imaginería rupestre de Arroyo Seco fue la obsesión por representar la figura humana, particularidad compartida con el resto de la región; no obstante, también encontramos motivos zoomorfos, fitomorfos y geométricos.
Las pinturas rupestres de la región ya eran conocidas en el siglo XVI, pues el religioso Guillermo de Santa María hizo referencia a un enigmático lugar ubicado en las inmediaciones de Sichú (San Juan Bautista Xichú de Indios, hoy Victoria) y los Samúes (Mineral Real de San Francisco de los Amues/Sichú, hoy Xichú), denominado simplemente como las “Cuevas Pintadas” y que pensamos hace referencia a la gran cantidad de sitios de manifestaciones rupestres de Victoria, entre las que se encuentra Arroyo Seco. En el año 2005 se inició el proyecto Arte rupestre en la cuenca del río Victoria, enfocado a la investigación del arte rupestre regional y la conservación de Arroyo Seco, y en 2010, con miras a su puesta en valor y apertura al público, el sitio se incorporó al modelo de gestión impulsado en el marco del Fideicomiso de Administración de Inversión para la Realización de las Actividades de Rescate y Conservación de Sitios Arqueológicos (FIARCA), con la participación del gobierno federal, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia, el gobierno del estado a través del Instituto Estatal de la Cultura y el municipio de Victoria; la apertura se realizó en marzo del 2018.
- En el nororiente de Guanajuato se concentra la mayor cantidad de sitios de arte rupestre del centro norte de México.
- El estilo de los motivos pictóricos de Arroyo Seco pertenece a la Tradición Pintada México Semiárido, que se encuentra desde el norte de Michoacán, Querétaro, Guanajuato, Sur de San Luis Potosí, Aguascalientes y sur de Zacatecas.
- Para la elaboración de las pinturas se empleaban distintos minerales, como la hematita para el rojo, la goethita para el amarillo, el carbón para el negro, la calcita y dolomita para el blanco.
- La paleta cromática de las pinturas rupestres de Arroyo Seco tiene al menos 15 tonalidades de rojo