
El Palacio real
Estructura
La edificación cuenta con muros de piedra caliza y mortero de cal y arena. Los muros fueron decorados con relieves de piedra, ensamblados unos con otros, y estos a su vez cubiertos por una capa gruesa de estuco, hecho de cal y arena media y gruesa. Estos materiales son muy abundantes en la región y se extrajeron de canteras y sascaberas cercanas.
El procesamiento de estos materiales consiste en la selección de las mejores piedras para producir cal a través del uso de la temperatura elevada en hornos especializados y el consecuente apagado de la cal viva en caleras hechas al aire libre. La selección de arenas en las sascaberas permitió diferenciar polvos de piedra que mezclados con la cal producen un concreto muy resistente y durable. En el caso de la fachada los estucos no fueron pintados como en otras partes de la Acrópolis, que lucían llamativos colores derivados del tratamiento de productos minerales y vegetales.
Los relieves de estuco se forman con una pasta de cal (hidróxido de calcio) proveniente de la calcinación de las piedras calizas a más de 900º C en horno. Una vez calcinadas se “apagaban” con agua y la pasta resultante se mezclaba con arenas finas, medias y gruesas para formar morteros. Estos morteros se modelaban con las manos y herramientas. Las pastas de mortero fresco solían tener soportes de piedra para sostenerse, adosadas a los elementos arquitectónicos (muros, frisos, cornisas), muchas veces las “almas de piedra” se tallaban en la misma forma, diseño y proporción que los relieves de estuco que les recubrían. Antes de secar y fraguar por completo se pintaban con pinturas minerales suspendidas en agua, o en algún otro aglutinante (gomas vegetales o proteínas animales). Una vez que fraguaba el estuco el color quedaba fijo sobre la superficie, aunque también se dejaban sin color, y se pulían en el proceso de secado para dejar la superficie impermeable.
