San  Buenaventura menciona que cierto día san Francisco aprendió un discurso a fin de predicarlo al papa y a los cardenales en Roma, más justo en el momento en que se presentó ante ellos, se olvidó de todo lo que había memorizado. Afligido se disculpó mientras en su interior invocaba la gracia del Espíritu Santo para que lo ayudara. De pronto comenzó a hablar fluidamente, con una fuerza tan poderosa que quienes lo escucharon se dieron cuenta de que a través de sus palabras, se manifestaba el espíritu del Señor. 

En la parte superior derecha al espectador, se observan representantes de tres de las órdenes religiosas que se establecieron en la Nueva España: carmelita, dominica y mercedaria. La paloma que se acerca a san Francisco, simboliza el Espíritu Santo quien inspiró el sermón del santo.