Este inmueble se inauguró en 1576 como convento agustino de Santa Catalina Virgen y Mártir. A inicios del siglo XVII fue adornado con un retablo y una cubierta nueva, además de ornamentos en la sacristía. Entre 1670 y 1679, el prior fray José Morales se dedicó a mejorar el templo hasta que llegó a ser uno de los mejores de la ciudad, aunque seguía siendo de los más pobres. Entre 1697 y 1706 se le añadió una segunda planta para alojar a los religiosos. A mediados del siglo XVIII se reedificó con capital de las capellanías del convento. Sin embargo, a pocos años de su construcción, algunas de sus paredes ya estaban cuarteadas. En 1882, el inmueble pasó al Ayuntamiento de la ciudad y fue fraccionado en varios lotes. En 1936, el arquitecto Alberto Le Duc y el ingeniero H. Gómez convirtieron el convento en teatro. El templo fue destinado para Biblioteca Pública.