Calakmul es un excelente ejemplo de cómo el hombre antiguo aprendió a conocer la naturaleza y aprovechó lo que ella le ofrecía. Hoy, cuando vemos el gran número de construcciones monumentales que levantaron a través de varios siglos, cabe reflexionar sobre la manera en que lo lograron. Los mayas de este asentamiento trabajaron de manera coordinada para planear la ciudad, cortar millones de piedras de diversas formas y tamaños, preparar argamasa, transportar todos esos elementos y erigir gran cantidad de edificios.
De manera paralela, debieron producir alimentos y reunir agua suficiente para beber, cocinar, lavar y preparar argamasa, estuco, pintura, etcétera. Las arcillas permitieron elaborar recipientes de cerámica que complementaron los objetos tejidos y la cestería. Crearon campos de cultivo, cortaron bejucos, maderos, cortezas, palmas y resinas; colectaron frutas, huevos, miel e insectos; cazaron aves, reptiles y mamíferos. Seleccionaron las partes consideradas útiles y así obtuvieron todo lo que necesitaban.
La observación sistemática los llevó a comprender la existencia de ciclos naturales, los tiempos de sequía y las épocas de lluvia, lo que les permitió aprovechar distintos tipos de explotación del medio ambiente, como la milpa, la horticultura, la forestería (manejo sustentable del bosque) y las terrazas de cultivo.
En su cosmovisión, prácticamente todos los elementos naturales tenían vida: las cuevas, los árboles, los animales, la selva, las nubes, el cielo, el fuego, los astros e incluso los objetos por ellos elaborados (edificios, vasijas, armas, joyas, etcétera). Sin embargo, también existían entidades sobrenaturales (deidades, ancestros, “vientos” y naguales). Por lo tanto, en la vida cotidiana era importante ser respetuoso con el entorno y con los seres invisibles.
Hoy la civilización maya ha desaparecido. No obstante, la etnia maya ha sobrevivido y a través de buen número de generaciones ha conservado muchas de esas ideas prehispánicas que reflejan el respeto por el medio ambiente. También ha preservado parte del saber tradicional, que le permite conocer los nombres de las plantas y sus diversos usos: alimenticios, melíferos, medicinales, de condimento, estimulantes, maderables y tintóreos, por nombrar algunos.
Cuando visitamos Calakmul es importante recordar que en esta antigua ciudad, a lo largo de algunos siglos, se convivió con la naturaleza, transformándola para integrarla a la vida diaria y lograr así ese elevado grado de desarrollo que hoy llamamos civilización. Tenemos la fortuna de haber heredado ese relevante legado histórico y cultural que, además, ha sido reconocido por la comunidad internacional como Patrimonio Mixto de la Humanidad.