El Tajín es muy conocido por cuatro edificios y una escultura: el edificio de los Nichos, el Juego de Pelota Sur, la Gran Greca o Xicalcoliuhqui y el edificio de las Columnas, así como por el dios Tajín (representación del trueno), ubicado en el centro del Edificio núm. 5. Todas estas construcciones, consideradas como emblemáticas, tienen fachadas dispuestas hacia el cerro del oriente, llamado por los especialistas Cerro de los Mantenimientos en alusión a la antigua cosmovisión, en la que se tenía al cerro como un sitio sagrado, un ser divino que contenía las aguas primordiales, un lugar de fuerza mágica y poderes sobrenaturales. Dicho mensaje se extendió a los edificios emblemáticos antes mencionados, cuyo telón de fondo o marco es este cerro divino, de modo que tienen implícito un lenguaje sagrado lleno de simbología.
En El Tajín se construyeron 21 canchas para el juego de la pelota, de las cuales 13 están dentro de la zona de monumentos. Al parecer, el juego se realizaba como un ritual para pedirles a los dioses mantener la armonía con la naturaleza y evitar los fenómenos meteorológicos severos.
Sus deidades principales fueron Quetzalcóatl / Tláloc como una dualidad, cada uno con una advocación de Venus como lucero del alba o estrella vespertina, por estar relacionado con los cambios climáticos. El nombre Tajín fue impuesto por los totonacos cuando llegaron a la región en el siglo XIII y significa “trueno” o “humo poderoso”, atribuidos al dios Huracán. Como el sitio se ubica en la costa del Golfo, donde los vientos alisios conocidos como norte son muy fuertes, se le conoció como la ciudad del dios Huracán. Está documentado que durante el periodo comprendido entre los años 850 d.C. y 1150 d.C. se produjo un cambio climático a nivel mundial que investigadores en Europa llamaron cálido medieval. En algunos lugares del centro de México se registraron sequías, y en la cuenca del Golfo de México, donde se ubica El Tajín, hubo lluvias intensas, huracanes atípicos y los ríos subieron sus niveles hasta cuatro metros de altura. La ciudad de El Tajín se inundó hasta un nivel de dos metros y medio dentro de sus plazas. En estas fechas hay un personaje clave denominado Trece Conejo, que llegó como agente social a trasformar la ciudad y revestir de nichos los edificios como símbolo de Quetzalcóatl en su advocación de viento y movimiento.
El Tajín es una ciudad donde los edificios están relacionados con la astronomía, entendida como la observación del curso del sol y la luna, así como de ciertas estrellas y planetas como Venus. Estas observaciones se vincularon con la naturaleza y los fenómenos climatológicos, como las estaciones lluviosa y seca, y estas a su vez con los ciclos agrícolas. En el periodo conocido como cuartos de año, que marcan la traslación de la Tierra en el sistema solar, los cuartos ocurren en los meses de marzo, junio, septiembre y diciembre y algunos coinciden con los cambios de estación. En el edificio de los Nichos se produce un fenómeno solar que sólo se ha podido registrar en el cuarto que corresponde a los días 17 a 25 de marzo. Entonces, al igual que en la antigüedad, nos podemos maravillar al ver cómo el sol sale exactamente detrás del Cerro de los Mantenimientos en un extremo y, al llegar al centro del cerro, proyecta una luz sobre cada cuerpo del edificio de los Nichos. Lo impactante es que el resto del sitio permanece en la oscuridad, y la luz se refleja únicamente un minuto en cada cuerpo hasta descender a la tierra, al momento de tocar el altar central de la Plaza de los Nichos. Este fenómeno tarda siete minutos y después se ilumina todo el sitio.
¿Por qué sucede esto en El Tajín? Por el Cerro. Y también porque el lugar elegido para la construcción de su ciudad guarda una relación con su cosmovisión, razón por la cual El Tajín es considerada una ciudad sagrada y simbólica, característica que no todas la ciudades en el antiguo México poseían.
Es algo muy sorprendente porque hace más de 1,100 años ya se planificaban espacios sagrados, se levantaban templos o edificios con concreto ligero (una especie de cemento de la época), y porque hoy sabemos que en los lugares sagrados se reunían habitantes de muchos lugares, por ejemplo de la zona maya, ya que en estas épocas se erigió un palacio con todas las características del sistema constructivo de arco falso. Si estamos en lo correcto, significa que de distintas regiones de la costa del Golfo, a través de ríos, mar y caminos de tierra, acudían peregrinos de diferentes regiones a la ciudad sagrada y simbólica de Tajín para pedir a los dioses que hubiera equilibrio en el universo, cesaran los cambios de clima bruscos y retornara la armonía a sus tierras y a sus siembras, para asegurar el sustento a los hombres.
Por esta razón El Tajín es clave: nos recuerda la importancia de proteger y conservar nuestro medio ambiente y la consideración que debemos tener los hombres al vivir en este planeta. La visita que debemos hacer es con mucho respeto, al comprender ahora que fue una ciudad sagrada hace muchos años, para protegerla y preservarla como la idea de que en este lugar los dioses se comunicaban con los hombres.