Opinión de un experto
INFLUENCIA DEL BUDISMO ZEN

Supremacía del guerrero

Hacia mediados del siglo XII ocurrieron importantes cambios en el ámbito político del Japón antiguo. Los emperadores se transformaron en símbolos de autoridad más que en dirigentes con poder, al ser representados por otros miembros de la familia imperial. Estos últimos se involucraron en luchas hegemónicas; el vencedor Minamoto estableció en 1185 un gobierno independiente de la corte imperial y recibió del emperador el título de shogun o “dirigente militar supremo”, con carácter permanente y hereditario, nombramiento que seguiría otorgando bajo el régimen feudal que entonces se instauró y que se prolongaría hasta 1868.

Estos acontecimientos tuvieron una repercusión trascendental. El sistema político y social se fundamentó en la lealtad entre el señor feudal y sus vasallos. Se elevó la posición de los guerreros, denominados samurai o “servidores”, regidos por un código de comportamiento basado en valores del confucianismo, de creencias nativas y del budismo zen, que enfatizaba la austeridad, autodisciplina y meditación.

Los monjes practicantes del budismo zen impulsaron tanto el cultivo del té como el hábito de beberlo, dando origen a la llamada ceremonia del té y al florecimiento de la pintura monocroma, el teatro noh y las artes marciales.

El alma del samurai

El samurai era un guerrero bien equipado y entrenado. Símbolo de rango, su armadura se componía de láminas de hierro laqueadas, unidas por cordones de seda. El atavío se complementaba con un casco y una mascarilla de aspecto feroz para infundir respeto y temor.

El “alma” del samurai era su sable y separarse de él significaba la pérdida del honor. Portarlo implicaba privilegios y responsabilidades por ser un medio de vida y de muerte. El samurai se regía por el Código del GuerreroBushi-do: el camino hacia el control mental que le preparaba para aceptar la muerte y dar la vida sin dudar, apegado a los valores confucianos y budistas de lealtad, rectitud, valentía, benevolencia, respeto y honorabilidad. El ken-do, "senda del sable" es un arte marcial que desarrolla dichas cualidades.

El sable japonés se caracteriza por su hoja curva y puede ser de un filo -katana- o doble filo -tachi-. Según sus dimensiones y función recibe diferentes nombres. Los sables que no se usan para combatir poseen fundas y cazoletas con motivos ornamentales de gran calidad artística.

Artífices del sable

La elaboración de un sable requería de la habilidad de diferentes artesanos, considerados como una clase distinguida; ellos realizaban sus labores con gran solemnidad. El trabajo del forjador implicaba un largo proceso para obtener hojas de insuperable calidad, cuya forma habría de cambiar según las tácticas de combate. Al principio, sus esfuerzos se concentraron en crear las filosas hojas, pero a partir del siglo XVII, con la pacificación del país, la atención se canalizó a ornamentar las vainas y empuñaduras.

Teatro Noh

Noh significa “talento” o “habilidad”. Es un refinado, solemne y austero drama lírico. Mediante meticulosos movimientos y pausadas danzas, los actores representan historias trágicas basadas en relatos y mitos antiguos, cuyos personajes son fantasmas de memorias pasadas.

La suntuosidad de la indumentaria contrasta con la escenografía que se limita a ilustrar un estilizado pino, símbolo de los dioses. El protagonista siempre porta máscara, mientras que los otros actores la llevan solo cuando interpretan roles femeninos. Los abanicos aluden a lo ritual, sus coloridos motivos varían según los temas y personajes; la manera de usarlos posee un significado preciso.

Existen cinco clases de máscaras, entre ellas:
Ko-omote: mujer joven, representa la belleza clásica del período Heian: maquillaje blanco, sin cejas y dientes negros.
Hannya: con cuernos y colmillos, expresa la ira de una mujer celosa que se transforma en un demonio vengativo.
Okina: legendario anciano, símbolo de larga vida y fertilidad.

Sado, la Senda del Té

La ceremonia del té surgió de la costumbre de los monjes budistas Zen de beber té como estimulante durante sus largas horas de meditación y, para no distraerse, construyeron un rústico sitio equipado con los utensilios indispensables para prepararlo.

Gradualmente, fueron estableciéndose rígidas reglas de etiqueta en la forma de preparar, servir y beber un tipo especial de té verde en polvo o matcha. Además, se instauraron normas en el estilo artístico del espacio donde se lleva a cabo este ritual y de los objetos empleados, entre ellos las piezas de cerámica, la pintura y el arreglo floral –Hanado- también denominado Ikebana.

La ceremonia integra la contemplación y la meditación. Todos sus aspectos reflejan la estética zen, cuyos principios se basan en la apreciación de lo natural, de lo cotidiano y simple, combinado con una expresión intuitiva; de tal manera que lo sugerido, pequeño, sencillo y asimétrico es más valorado que lo evidente, grandioso y artificial. Por ejemplo, en la pintura sumi-e unos cuantos trazos del pincel con tinta negra diluida logran captar la esencia de la naturaleza.

Desarrollo de la ceremonia del té

Los huéspedes, en número de cinco, se reúnen en la sala de espera para ser recibidos por el anfitrión y luego conducidos hasta el cuarto donde se llevará a cabo la ceremonia. Esta consta de una primera sesión en la que es ofrecida una ligera comida o kaiseki, seguida de un breve intervalo antes de la sesión principal en la que se prepara y sirve el té.

Los invitados observan en detalle y admiran tanto la pintura o caligrafía colgada en el nicho o tokonoma y el arreglo floral que enseguida es colocado ahí, así como todos los objetos utilizados por el anfitrión en el transcurso de la ceremonia.

Generalmente se emplean dos tipos de té verde o matcha :

Koicha- elaborado con hojas jóvenes de plantas que tienen entre 20 y 70 años de antigüedad. Es preparado en un tazón y agitado con el batidor de bambú hasta tomar una consistencia espesa, poéticamente denominada “espuma de jade líquido”. El primer invitado mantiene el tazón en la palma de su mano izquierda y sosteniéndolo con la derecha toma unos sorbos, tras limpiar el recipiente con la servilleta de papel kaishi, lo pasa al siguiente invitado y así sucesivamente.

Usucha – elaborado con hojas jóvenes que solo tienen entre tres y quince años de antigüedad. A diferencia del koicha, este té es espumoso y se sirve en tazones más pequeños e individuales. Todos los actos son realizados en silenciosa actitud meditativa, precedidos y culminados con respetuosas reverencias.

Cha Dogu – Utensilios para la ceremonia del té

Existen varias escuelas y maneras de realizar la ceremonia del té, pero los objetos esenciales utilizados son similares.

a. Mizusashi, recipiente para agua

b. Hishaku, cucharón de bambú Usado para poner el agua en el tazón del té y también para enjuagarse las manos y la boca antes de entrar al recinto donde se llevará a cabo la ceremonia.

c. Chawan , tazón para té

d. Hana-ire florero para chabana (arreglo floral)

e. Chasen, batidor del té Se elabora abriendo y doblando los extremos de un trozo de bambú. El fino polvo del té verde –matcha- se bate con agua hasta obtener una consistencia espesa, “espuma de jade líquido".

f. Natsume, cajitas para guardar el té verde matcha Laca y polvo de oro sobre madera. Son un obsequio tradicional muy apreciado.

g. Tetsubin - Tetera de hierro fundido El agua que se hierve en esta tetera es utilizada también para preparar una refinada y ligera comida o kaiseki ryori que se sirve antes de iniciar la ceremonia del té.

Cerámica de Bizen

La apariencia rústica de la cerámica de alta temperatura yakishime fue apreciada por los monjes budistas Zen y maestros del té. Los estilos toman su nombre de la región de origen, las coloraciones y texturas. La variedad depende del tipo de arcilla, horno, combustible, tiempo de cocción y técnicas de elaboración.

Destaca la cerámica de Bizen, producida desde el siglo XII. Sus ceramistas han perpetuado los métodos tradicionales, entre ellos Fujiwara Kioske, su padre Fujiwara Kei (1899-1983) y su hermano Fujiwara Yu (1932-200), quienes fueron decretados Tesoros Nacionales Vivientes en 1970 y 1996, respectivamente.

Sus piezas se distinguen por hornearse usando como combustible madera de pino rojo, cuyas cenizas se van adhiriendo a la arcilla creando así ornamentaciones abstractas de tonalidades rojizas resultantes de este proceso natural.

Cerámica de Mino

La cerámica vidriada de alta temperatura de Mino data de fines del siglo XVI. Se caracteriza, principalmente, por la manufactura de piezas para la ceremonia del té. Existen varios estilos que se diferencian, sobre todo, por su color predominante:

Shino: esmalte blanco (muji-shino), rojizo (aka-shino) o gris (nezumi-shino). Los motivos se realizan bajo el vidriado con pigmentos ricos en hierro y se aplican con pincel o cuchilla.
Oribe: toma su nombre del maestro de té Furutan Oribe (1545-1615). Se caracteriza por su brillante esmalte verde, rico en cobre.

Jardines

La apreciación de la naturaleza es un valor intrínseco de la cultura japonesa y se manifiesta en los diversos estilos de jardines y de técnicas para disponer sus elementos. Se caracterizan por representar simbólicamente la naturaleza como un microcosmos; su diseño es asimétrico, destaca los contrastes en formas, tamaños y colores, así como la presencia de espacios vacíos. El paso del tiempo es sugerido mediante corrientes de agua y plantas o flores acordes con las estaciones del año.

Generalmente los jardines constan de un tema central desarrollado por los elementos circundantes. Asimismo, están en armonía con las estructuras arquitectónicas, constituyendo una unidad, una prolongación del espacio interior con el exterior.

Una técnica frecuentemente empleada en el diseño de jardines es la denominada shakkei, que consiste en “tomar prestado” el paisaje circundante para expandirlo; combina el entorno natural con el creado artificialmente e incorpora también diferentes estilos.

Estilos de jardines

Existen tres estilos principales de jardines:

1) Tsukiyama: muestra la naturaleza en miniatura con estanques, puentes, corrientes de agua y montañas que son recreadas con un conjunto de plantas – como las favoritas azaleas- asociadas con rocas y piedras de variadas dimensiones, formas y texturas semejando una pintura paisajista.

2) Karesansui: literalmente seco, montaña y agua. El jardín plasma los elementos naturales antes mencionados utilizando tan solo rocas, piedras y grava, a menudo en espacios reducidos. Se distingue por su simplificación de trazos, de la misma manera que una pintura monocroma. Con el budismo zen, estos jardines adquirieron un sentido abstracto y simbólico, vinculado con la meditación, la disciplina y la austeridad.

3) Chaniwa: es el jardín adyacente al sitio donde se lleva a cabo la ceremonia del té. Las huellas de piedra irregulares aluden al sendero que conduce a ese recinto, mientras que la linterna de piedra, originalmente ofrenda votiva en los templos budistas, se ha convertido en un adorno indispensable en cualquier jardín japonés, al igual que la cerca de bambúes.

AL_ALMA_DEL_SAMURAI_1
El alma del samurai
REGOCIJO_DE_LOS_ANIMALES
Regocijo de los animales
Emakimono, rollo horizontal ilustrado Atribuido al monje Toba Sojo Periodo Heian (794-1185) Tinta monocroma sobre papel Tesoro Nacional Réplica Esta sátira se ubica a finales del período Heian, cuando tuvo lugar un incremento de rituales budistas con el propósito de legitimar los intereses de la corte imperial ante la emergente clase de los guerreros. La obra ilustra a un mono personificando a un monje y haciendo una ofrenda a una rana en un loto, es decir, a Buda; mientras otros animales oran pasando las cuentas de sus rosarios.
TEATRO_NOH
Teatro Noh
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