El Museo de la Fotografía presenta y da a conocer un fragmento del patrimonio fotográfico resguardado por la Fototeca Nacional, con fines de estudio, educación y esparcimiento.
A través de cinco ejes temáticos: retrato, testimonio, vida cotidiana, paisaje y ensayo visual, en el museo se busca generar nuevos acercamientos y reflexiones en torno a las colecciones de la Fototeca Nacional y el quehacer fotográfico en México, tratando de responder a los nuevos retos que plantea el público en la actualidad. Imagen y memoria, esa sinergia generada desde la aparición de la fotografía.
En el museo se privilegia una nueva lectura a través de conjuntos de imágenes, en los cuales confluyen las obras de autores de diversas épocas, de los inicios de la fotografía hasta nuestros días. Esos originales permiten vislumbrar las diferencias en el tratamiento de un mismo tema a través del tiempo, y acercan al espectador al trabajo de fotógrafos y a los géneros que la historia tradicional de la fotografía había soslayado.
El diálogo del espectador con la imagen, como estrategia de difusión, favorece un mayor conocimiento de cómo la mirada de los creadores se ha transformado con el tiempo y las generaciones. Gracias a ella, nuestro conocimiento sobre el desarrollo de las sociedades y los eventos que se generan se enriquece, confirma, reafirma o incluso contradice la percepción que se tiene de lo difundido.
Un claro ejemplo de ello son las obras del llamado “Archivo Casasola”, cuya construcción por el imaginario colectivo ha logrado que se reconozcan como parte de la identidad nacional, aunque a la luz de las investigaciones observamos, por ejemplo, que las famosas “Adelitas en el vagón” no eran soldaderas revolucionarias sino, en realidad, mujeres que vendían viandas a los soldados federales en la estación ferroviaria de Buenavista.
Otro ejemplo es la mirada de Guillermo Kahlo, fotógrafo alemán avecindado en México, que con rigor técnico presenta imágenes de templos perfectamente realizadas; así como la mirada lúdica de Nacho López, quien, a través de su ensayo visual “La Venus se va de juerga”, muestra las reacciones de los espectadores cuando interactúan con un maniquí en diferentes situaciones.
Es así como, en el Museo de la Fotografía, la imagen y la memoria constituyen un factor de integración social y, en esa medida, sirven para compartir una determinada forma de ser, de pensar y de crear.
La cultura fotográfica se enriquece con las imágenes del acervo de la Fototeca Nacional presentes en Museo de la Fotografía, y con el diálogo que se establece con los espectadores, quienes, desde sus diversas particularidades, favorecen también —además de lo que se debe a la creatividad artística— el desarrollo de nuevas formas de ver, crear, disfrutar y documentar.