También conocido como Los Indios, el sitio arqueológico Balcón de Montezuma se encuentra inmerso en un bosque de encino, en la cima de una de las elevaciones de la Sierra Madre Oriental. Está limitado hacia el sur y el norte por grandes cañones, lo que le confiere una vista impresionante de los alrededores. Por el estudio de los materiales arqueológicos es posible decir que el sitio estuvo ocupado en dos ocasiones: la primera del año 1 al 900 y la segunda del 1200 al 1500.

Balcón de Montezuma se inscribe en el Complejo Cultural Pueblito, que se desarrolló hacia el límite noreste de Mesoamérica, justo en la extensa franja fronteriza que la separa de Aridoamérica. Los investigadores señalan que el Complejo Pueblito es la extensión más al noreste de México que posee arquitectura con piedra, cerámica sofisticada, agricultura y un complejo ceremonial religioso. De hecho, esta zona es claro ejemplo de un complejo cultural fronterizo, pues aunque se trata de un desarrollo propio, presenta algunas similitudes con sus vecinos, los grupos huastecos del sur y las culturas del Sureste de Estados Unidos. Prueba de ello son la cerámica huaxteca y las pipas halladas durante las excavaciones.

Además de los materiales arqueológicos, los análisis de la población indican que lo habitaron dos grupos diferentes, pues se han encontrado restos de individuos de complexión robusta y altos, así como de personas delgadas y de mediana estatura. El arqueólogo Jesús Nárez Zamora encabezó en 1988 los trabajos de rescate y restauración del sitio. Otra de las características de Balcón de Montezuma es la enorme presencia de enterramientos humanos, descubiertos y estudiados durante las excavaciones. Los antiguos habitantes aprovecharon al máximo el espacio disponible, pues los enterramientos se encontraron dentro de los basamentos y en los andadores o pequeños pasillos entre ellos. Hubo tal cantidad de entierros, que se ha llegado a plantear que el poblado se abandonó para considerarlo exclusivamente un santuario: el lugar donde descansaban los restos de los antepasados.

En la arquitectura del sitio, y en general del Complejo Pueblito, se puede advertir el cuidado en la elección de lugares para asentarse y su integración al entorno, pues los basamentos circulares hechos con piedras locales presentan alturas variables según las elevaciones del terreno. La zona está conformada por alrededor de 100 estructuras, que se distribuyen por toda la cima alargada y tienen como lugares centrales dos plazas que se orientan en un eje oeste-este. Los basamentos están construidos con núcleos de tierra y piedra, y se recubrieron con bloques de caliza rectangulares, colocados en forma yuxtapuesta. Encima de los basamentos se construyeron casas y templos, cuyas paredes de enramadas están recubiertas con tierra y tenían techos de palma. Los basamentos presentan escalinatas remetidas, y en ciertos casos algunos escalones se prolongan más allá de los muros; los de la parte inferior son más largos, lo que le da una apariencia de abanico, es decir, son un elemento decorativo.