Teopantecuanitlán
El lugar del templo de los dioses jaguares
Único asentamiento en el actual estado de Guerrero con arquitectura monumental de rasgos olmecas, jugó un papel clave en el acopio, manufactura y redistribución de productos suntuarios procedentes de la costa y destinados a la cuenca de México. Su ocupación duró casi 800 años.
Sobre la zona
Al noroeste del Cerro de León, en una pequeña ladera cercana al río Mezcala en su paso por el Municipio de Copalillo, Guerrero, se extiende una zona arqueológica conocida como El Rincón, aunque su nombre prehispánico parece haber sido Teopantecuanitlán, palabra náhuatl que significa “Lugar del templo de los tigres o de los leones”. El sitio se ubica a 85km al sureste de la ciudad de Iguala y su importancia radica en ser el único asentamiento con arquitectura monumental de rasgos olmeca que se conoce en el estado de Guerrero.
La zona arqueológica está compuesta por un centro ceremonial caracterizado por un recinto con cuatro monolitos de aproximadamente tres toneladas de peso cada uno. El “Recinto” es la estructura más importante en cuanto arquitectura y en torno a este hay construcciones más sencillas aunque no menos importantes que corresponden a la zona habitacional.
Gracias a las investigaciones arqueológicas en el sitio, llevadas a cabo por Guadalupe Martínez Donjuan, Cristine Niederberger y Rosa María Reyna Robles, se han determinado cinco etapas de ocupación a lo largo de casi 800 años; entre ellas, han sido fechadas por carbono catorce de la tercera etapa en adelante. La tercera, corresponde a los años 1400 a.C. al 900 a.C.; la cuarta abarca del 900 a.C. al 800 a.C.; y la quinta se extiende del año 800 a.C. hasta el 600 a.C. Además existe la posibilidad de que el sitio haya sido reocupado durante el Epiclásico.
Se ha establecido que este lugar ocupó un papel importante en el acopio, manufactura y redistribución de productos suntuarios que procedían de las tierras costeras y tropicales de Guerrero, las cuales circulaban hacia la cuenca de México, destacando los trabajos en concha marina para manufacturar ornamentos. Además, resalta la relación entre los monumentos y las esculturas con el tránsito solar a lo largo del año, marcando fenómenos astronómicos como el equinoccio, lo que puede vincularse a un desarrollado sistema de medición de tiempo y al establecimiento del ciclo agrícola.
Entre los elementos con rasgos olmecas destacan los jaguares del Juego de Pelota ritual y la presencia de una “cabeza olmeca” de pequeñas dimensiones, así como un canal de proporciones monumentales, con piedras de más de un metro de alto.
La presencia de un acueducto localizado en la zona sugiere la importancia del agua para los antiguos habitantes, tanto para la agricultura como para fines ceremoniales.
La zona arqueológica está compuesta por un centro ceremonial caracterizado por un recinto con cuatro monolitos de aproximadamente tres toneladas de peso cada uno. El “Recinto” es la estructura más importante en cuanto arquitectura y en torno a este hay construcciones más sencillas aunque no menos importantes que corresponden a la zona habitacional.
Gracias a las investigaciones arqueológicas en el sitio, llevadas a cabo por Guadalupe Martínez Donjuan, Cristine Niederberger y Rosa María Reyna Robles, se han determinado cinco etapas de ocupación a lo largo de casi 800 años; entre ellas, han sido fechadas por carbono catorce de la tercera etapa en adelante. La tercera, corresponde a los años 1400 a.C. al 900 a.C.; la cuarta abarca del 900 a.C. al 800 a.C.; y la quinta se extiende del año 800 a.C. hasta el 600 a.C. Además existe la posibilidad de que el sitio haya sido reocupado durante el Epiclásico.
Se ha establecido que este lugar ocupó un papel importante en el acopio, manufactura y redistribución de productos suntuarios que procedían de las tierras costeras y tropicales de Guerrero, las cuales circulaban hacia la cuenca de México, destacando los trabajos en concha marina para manufacturar ornamentos. Además, resalta la relación entre los monumentos y las esculturas con el tránsito solar a lo largo del año, marcando fenómenos astronómicos como el equinoccio, lo que puede vincularse a un desarrollado sistema de medición de tiempo y al establecimiento del ciclo agrícola.
Entre los elementos con rasgos olmecas destacan los jaguares del Juego de Pelota ritual y la presencia de una “cabeza olmeca” de pequeñas dimensiones, así como un canal de proporciones monumentales, con piedras de más de un metro de alto.
La presencia de un acueducto localizado en la zona sugiere la importancia del agua para los antiguos habitantes, tanto para la agricultura como para fines ceremoniales.
Información práctica
Martes a sábado de 09:00 a 16:00 hrs. Último acceso 15:00 hrs.
Entrada libre
Se localiza en la región norte de la montaña en el municipio de Copalillo.
Desde la Ciudad de México tomar la autopista 95 México-Acapulco, tomar la desviación a Paso Morelos, rumbo al sur sobre la carretera que traslada a Atenango del Río y Copalillo, hasta el camino de terracería que conduce a Tlalcozotitlán. 20 km adelante se localiza el sitio.
Servicios
-
+52 (747) 471 7121
-
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Directorio
Jefe del Departamento de Protección y Resguardo de Bienes Culturales
Héctor Torres Calderón
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
+52 (747) 472 2604