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Nahua
Nahuas,tolteca-chichimeca

Nahuas en el Altiplano Central

Los cronistas novohispanos de tradición indígena, entre los que destacan Hernando de Alvarado Tezozómoc y Domingo de San Antón Muñón Chimalpahin, fueron autores de riquísimas narraciones que tratan sobre el origen de los nahuas en el mítico Aztlán–Chicomoztoc. Historias que se refuerzan en el ámbito pictográfico con el Códice Boturini-Tira de la peregrinación, el Códice Ramírez y la Historia Tolteca–Chichimeca. Además, en la ardua labor de desentrañar el pasado prehispánico, mucho se han servido los antropólogos e historiadores del vasto legado material de estos antiguos grupos.

Sin embargo, hay que advertir que tanto las crónicas como los magníficos y exquisitos documentos pictográficos datan de la época novohispana y por mucho que manifiesten un evidente diálogo con la tradición oral prehispánica, su crítica debe estar alerta a diversas consideraciones respecto de las nuevas formas de narrar que sobre el mundo indígena impuso el canon europeo. De ahí que, en este punto, le sea preciso al investigador hacer cruzamientos de los datos lingüísticos con los arqueológicos.

Innumerables son las zonas arqueológicas identificadas en el Altiplano Central como centros de población nahua, si bien, buena parte de ellos ha sido reocupada con construcciones modernas, lo que, lamentablemente, ha acelerado su proceso de deterioro y pérdida. Sobre el antiguo Tlatelolco, de poblamiento previo a la fundación de Tenochtitlan, se alzaron luego las moles pétreas de los edificios novohispanos y más adelante las losas de cemento de un abigarrado desarrollo multifamiliar que representó un hito en la historia del México contemporáneo. En el centro histórico de la ciudad de México los proyectos de salvamento arqueológico del INAH han asombrado al mundo con sus hallazgos de restos materiales y construcciones que modifican nuestras apreciaciones sobre la ciudad nahua.

En la otrora ribera lacustre de la cuenca hay infinidad de poblaciones que aún resguardan celosamente sus topónimos nahuas y, bajo la bulliciosa vida de sus calles e inmuebles, yacen elementos que nos auxilian en la comprensión del espacio que alguna vez encontró y transformó el grupo mexica –el último en arribar al sitio— al hacerse del poder político y económico de la región. Tales son: Coyoacán, Azcapotzalco, Texcoco, Tacuba, Chalco, Otompan, Ecatepec. Centros de poder que hicieron de los lagos un vehículo para el trazo de redes dinámicas de interacciones sociales y políticas de todo tipo.

            Fuera de la Cuenca de México, se desarrollaron otros centros nahuas con grados variables de autonomía respecto del centro político mexica-tenochca: al sur, en el actual estado de Morelos, diferentes grupos vivían en las montañas y en los fértiles valles que fueron igualmente apreciados por los huey tlatoani de Tenochtitlan y por los conquistadores españoles, quienes más tarde erigieron monumentales conventos para la empresa evangelizadora y el dominio del área: Oaxtepec, Tepoztlán, Zacualpan, Totolapan, Yecapixtla, por nombrar algunos.

Más al oriente, en lo que hoy es la región limítrofe de los estados de Puebla y Tlaxcala, hubo centros de poder que ofrecieron una acérrima resistencia al crecimiento de la hegemonía tenochca y que a la larga resultaron fundamentales en la sinergia de la conquista: Tlaxcala, Huejotzingo y Cholula, núcleos rectores que disputaron a los habitantes de la cuenca la primacía en las relaciones con los asentamientos de sus áreas de influencia.

Finalmente, al norte y al poniente caían los poblados que resguardaban las fronteras con otros grupos étnicos, particularmente con los ñahñu-otomíes, teenek-huastecos, purépechas-tarascos e igualmente con esa heterogénea multiplicidad de comunidades seminómadas que los nahuas dieron en llamar chichimecas. Puede decirse que estos “linderos” y sus moradores representaron las otredades étnicas más relevantes en la construcción de la identidad nahua, pues sus narraciones los registran como elementos discordantes y ajenos a sus propias formas de ver, vivir, pensar y recrear la cultura.


 
Dra. Clementina Battcock
Dirección de Estudios Históricos-INAH

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