Filiación cultural
Huasteca
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Acerca de la Huasteca


Este nombre suele hacer referencia a una vasta región en el noreste del país. Se la ha tratado como una unidad a pesar de ser una zona multiétnica habitada no sólo por hablantes de la lengua teenek, propiamente la lengua huasteca, sino compartida por grupos nahuas, otomíes, tepehuas y pames. En términos generales se puede decir que ocupa el territorio de la planicie costera del Golfo de México desde el centro-norte de Veracruz, siendo el río Cazones el límite meridional más comúnmente citado (aunque hay investigadores que lo extienden hasta el Tecolutla, o lo restringen al Tuxpan), hasta la desembocadura del río Soto la Marina, en el estado de Tamaulipas. Por el oriente la limita el Golfo de México, mientras por el occidente el término está dado por la barrera natural formada por las estribaciones de la Sierra Madre Oriental, hasta la cota de los mil metros de altura. Por el sur, por el espacio comprendido entre las cuencas de los ríos Tuxpan y Cazones, es muy difícil señalar una línea exacta que divida la Huasteca del Totonacapan, siendo muy probable que este territorio haya sido ocupado por ambos grupos. De esta manera, la región comprende la parte correspondiente a la planicie costera de los estados de Tamaulipas, San Luis Potosí y el norte de Veracruz, así como pequeñas porciones de Hidalgo, Querétaro y Puebla.

Una característica general de esta vasta región es una exuberante vegetación selvática y un clima cálido casi todo el año. Los mexicas, que conquistaron buena parte de la región, se referían a la huasteca como “el lugar de los mantenimientos”, clara alusión a las buenas condiciones para el cultivo y la obtención de presas de caza y aves con plumas preciosas. Actualmente el área se encuentra muy modificada: desde hace años se han talado las selvas para obtener madera y sembrar pastizales para la crianza de ganado, se han nivelado terrenos para la siembra de tabaco y, a últimas fechas, cítricos. La actividad petrolera también ha generado cambios en el paisaje por la instalación de plataformas para perforación y extracción de hidrocarburos, así como la construcción de caminos y ductos. En estos días existen sólo pequeños reductos en los que se conserva la vegetación original.

La presencia humana en la zona se remonta hasta cuando menos al año 1700 antes de nuestra era, con ocupación continua hasta el momento de la conquista. Normalmente, cuando se hace referencia a la “cultura huasteca”, se tiene en mente a los grupos del periodo Posclásico, los hablantes de teenek. Esta lengua está emparentada con la maya, situación que se ha interpretado de diferentes maneras. Quizás la teoría que tiene más aceptación es que originalmente se hablaban lenguas mayences en toda la costa del Golfo de México. La llegada de grupos al centro de Veracruz crearon una cuña que aisló la zona huasteca del resto del área maya. Estos grupos son fácilmente identificables en el registro arqueológico por la presencia de cerámicas características, sobre todo la llamada negro sobre crema, con la que se crearon finas vasijas de color crema fitomorfas y antropomorfas, la mayoría con asa vertedera, decoradas prolijamente con motivos naturales y simbólicos con pintura negra. La organización social de estos grupos no rebasó el nivel de cacicazgos, o jefaturas, que extendían su influencia en un área restringida. Existe muy poca información etnohistórica sobre esta región. Se sabe que el principal evangelizador en el siglo XVI, fray Andrés de Olmos, escribió una crónica, pero se ha perdido. Quedan sólo informaciones parciales. De las pocas con que se cuenta sobre organización social, está una carta de fray Nicolás de Witte, de 1554, en la que asegura que los huastecos, a diferencia de otros indios, no tenían un señor principal, sino que “ ... cada lugarejo estaba de por si ...”, y podía hacer alianza con quien le conviniera. Parece que esta situación había cambiado en algunas regiones en un proceso de crecimiento poblacional y complejidad social que fue interrumpido por la conquista española, sobre todo en el sur de la región, donde la lengua prominente era la náhuatl. Cuando los mexicas inician sus conquistas hacia esta zona, se centran en las provincias de Tzicoac y Toxpan, en las que ya existían centros urbanos de importancia (Mesa de Cacahuatengo, cabecera de Tzicoac y Tabuco, cabecera de Toxpan).

Estos huastecos, a pesar de su poca complejidad social, construyeron importantes centros ceremoniales, con edificios arquitectónicos complejos que no dejan de seguir un patrón mesoamericano. Asimismo, dejaron un corpus importante de esculturas en piedra, en el que destacan algunas como el afamado “adolescente”, que se encontró en las inmediaciones del sitio de Tamuín; la conocida como la “apoteosis”, o el imponente monumento 32 de Tamtoc; esculturas de formato grande con una talla de gran calidad y complejo simbolismo.

Como hemos visto, se trata de una amplia región que ocupa parte de varios estados de la República, en la que se dio un desarrollo desde 1700 antes de nuestra era y se continuó hasta el momento de la conquista. Dentro de esta región se presentan marcadas diferencias regionales y se hablan actualmente varias lenguas.
 
 
 
Dr. Morrison Lason Limón Boyce
Director de Estudios Arqueológicos INAH
 
 

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