Fotografía: Carlos Blanco
Tras las puertas de un museo nos aguarda una colección de objetos que puede aportar diversas experiencias, ya sean extrañas, divertidas, misteriosas, desagradables o bellas, según la mirada de cada visitante. En el caso del Museo Nacional de las Culturas estas piezas provienen de diferentes partes del mundo y representan a una gran variedad de grupos humanos. Objetos que han sido mudos testigos de formas de vida, aspiraciones, temores, anhelos, el trabajo y el ocio de personas concretas que los elaboraron y que lejos estaban de imaginar que alguna vez se mostrarían a personas que viven a miles de kilómetros de su localidad. Los trabajadores del museo los hemos ordenado y las acompañamos con fotografías, cuadros cronológicos y cédulas para aquellos visitantes que desean mayor información. Sin embargo, éstos son sólo elementos de apoyo, es decir, mucho de lo que se descubra en la visita depende de la capacidad de observación y exploración de las propias piezas. Los colores, texturas y formas invitan a adentrarse en diversos mundos: el de la magia, la relación hombre naturaleza, la comida, la música, el poder y otros tantos que nos invitan a recapacitar sobre la maravillosa diversidad y universalidad de la cultura.
Ante tal caleidoscopio de manifestaciones culturales de diversos pueblos, hemos realizado esta guía con el fin de ofrecer algunos datos que apoyen las visitas y que pueden ser punto de partida para muchas preguntas, respuestas y, esperamos, futuras visitas.
Julieta Gil Elorduy