Desde el tercer milenio a.C., las representaciones de músicos fueron comunes en la iconografía del antiguo Medio Oriente. El canto, la danza y el uso de instrumentos musicales, fueron una parte importante de las ceremonias oficiales y religiosas. La música fue fundamental en la realización de cantos sacros asociados a la devoción religiosa, al recitado de himnos y a las lamentaciones. En Mesopotamia, cada palacio y templo contaba con sus propios concertistas profesionales. Algunas tablillas cuneiformes han dado detalles sobre las técnicas musicales, pero pocos instrumentos han sobrevivido, por lo que las representaciones en figurillas de cerámica constituyen una valiosa fuente de información.