Esta obra corresponde al emblema número 31 del libro de Otto Vaenius y se refiere a la Virtud -elemento fundamental del tratado- que está representada como el anciano varón que, contento y tranquilo, va a llenar de agua un cántaro con un vaso; en cambio, el avaro se mete al río para llenarlo, sin advertir que la corriente arrastra. La moraleja sería que el ambicioso de honras y riquezas no se da cuenta que el tráfago de la vida lo arrastra hasta ahogarlo. (1)
Esta obra forma parte de un grupo de emblemas que debieron a su vez estar integradas en una obra mayor.
(1) Santiago Sebastián López, Theatro moral de la vida humana, pp. 22 y 56.