El tema del triunfo de la muerte tiene sus antecedentes plásticos en las danzas de la muerte de la Edad Media. Durante el periodo barroco tuvo otra significación más apegada a la sociedad de ese momento: expresa la angustia de la muerte y la preocupación de estar en armonía con Dios.
En esta obra, compuesta por seis hojas, se representó el triunfo de la muerte sobre la vida. El frontispicio presenta la imagen de un esqueleto, la muerte, con una guadaña en una mano y una vela encendida en la otra. A sus lados aparecen una serie de objetos alusivos a su poder. El triángulo con el ojo alude a la Providencia que somete a la muerte, así como a los deseos del corazón. (1) La muerte también es simbolizada por el corazón, con el cráneo al centro, atravesado por una flecha.
La primera hoja presenta un sepulcro sobre el cual se encuentra un cráneo entre dos velas; en el sepulcro yace un esqueleto a cuyos lados aparecen dos emblemas con las inscripciones "Unión en la variedad" y "Ni el golpe ni las eras". Completan la composición tres cartelas. La primera recuerda el amor y la bondad de Dios: "Mirad de Dios la bondad / Su amor, su ser, su prudencia / su sufrimiento, y clemencia / Aun con ver nuestra maldad: / Contenplad la eternidad: / Lo pronto de la jornada: / Que está la hora ceñalada, / Y que la mayor criatura, / No es más que podre basura, / Sombra, polvo, viento, o nada". La segunda cartela alude a la mortalidad del hombre y a su inconstancia: "Hombre, pues eres mortal, / Y pues pensar bien no quieres / aquello mismo que eres, / si quieres piensalo mal. / Aún assi hará efecto tal, / que llegando a conocer / la inconstancia de tu ser, / consigas, sin mas tardar, / un tan pronto hacer pensar, / que sea pensar, y hacer". La tercera cartela alude a la muerte y al esqueleto yacente: "La tierra es mi sentro, / y todo en esto para; / mira, reflexa, repara, / lo que encierro dentro".
La segunda hoja presenta la imagen de un clérigo que medita y ve su rostro en forma de calavera reflejado en un espejo; al centro de la composición la inscripción: "Relox es la vida humana / (Hombre, mortal,) y te avisa, / Que su voluntad va aprisa, / Y muere a el dar la Campanada: / De Lachesis la hinumana / Hoz, le sirve de puntero: / Atropos es Reloxero: / Cloto el Compaz encamina; / Ya llega a el diente postrero. / Todo la muerte sevéra / Arruina, tala, y destruye / Nada de sus manos huye, / Porque todo es fuerza muera: / O naturaleza fiera! / O pensión dura! ó heredad! / Relox, que en velocidad / Excedes a el mismo viento; / Y en el tiempo de un momento / Das paso a la eternidad!"
En esta misma hoja, a la derecha aparece el árbol de los malos frutos que brota del pecho de la soberbia y la calumnia. La parte superior de la composición está dedicada a la alegoría de la vida como un reloj que manipulan las parcas: Cloto, con una vela a punto de apagarse y Atropos con un martillo para tocar la campana que marca el final de la vida. En segundo plano se ve un barco, imagen alegórica de la vida, que llega a la playa como símbolo del arribo al puerto final. En cada extremo y junto a las filacterias, un brazo sostiene una espada, símbolo de justicia, y una rama que alude a la misericordia. Esta alegoría ya era conocida en México, pues en 1761 aparece en un grabado de un devocionario dispuesto por Tomás Cayetano. (2)
La tercera hoja presenta a un sacerdote en penitencia; atrás de él aparece un demonio disfrazado de apóstol. El clérigo medita sobre el juicio final que aparece rodeando la escena del sacerdote y dos medallones con emblemas sobre la contrición del corazón humano. Al centro, en un papel, la siguiente inscripción: "O Mortal! ¡tu ambición vana, / Di qué es lo que solicita, / Quando cruel te precipita / A una esclavitud tyrana? / Yá consiguió infiel, y ufana / Hasta ahora tu perdición: / Levantate, y no en prissión / Eternamente te veas; / Y si salvarte deseas, / Haz Actos de Contrición."
La cuarta hoja representa la muerte del justo, el cual se encuentra en su lecho rodeado de sus allegados y consolado por frailes, sacerdotes y un ángel en el momento en que la muerte va a lanzar su flecha final, mientras que el demonio bajo la cama ya es derrotado. Los emblemas que aparecen entre las dos cartelas aluden a la seguridad del justo en el momento de la duda, y la vida del justo en la Ley con el fuego en el corazón.
La quinta y última hoja recuerda a través de la imagen de una bella y rica joven, lo vano de la belleza y la riqueza, quedando fijado el sentido moralizante de la composición con el verso que dice: "Aprenden Vivos de mi, / Lo que bá de ayer a Oy, / ayer como me ves Fui, / y oy calavera, ya soy."
Obra consignada por Gonzalo Obregón. (3)
(1) Santiago Sebastián López, Contrarreforma y barroco, p. 115.
(2) Ibídem, p.117.
(3) Gonzalo Obregón, “Representación de la muerte en el arte colonial” en Artes de México 145, p. 37.