Esta escena se encuentra inspirada en el pasaje que narra: “A las seis de la tarde, puesto el sol (porque era entonces el equinoccio de la primavera, en que las noches son iguales a los días, y días y noches tienen doce horas) cuando según el computo de los días legales o sagrados comenzaba el viernes primero día de aquella Pascua, trató Jesús de cenar el cordero y poner vino, y honroso fin a la ceremonias y sacrificios de la ley, llegóse a la mesa, con sus doce Apóstoles ceñidos en forma y disposición de caminantes, báculos en las manos, zapatos en los pies, y puesto el cordero asado en medio estando los discípulos en pie lo trincharon y comieron aprisa, con pan sin levadura, y lechugas campesinas, representando en sus personas las calidades de los antiguos hebreos la noche que por orden de Dios cenaron el cordero, para salir del dominio bárbaro y cruel de los Egipcios. Satisfecha la obligación de la ley con la sagrada cena del cordero, pasó luego Jesús a la usual y común de manjares ordinarios... recostándose pues Jesús con doce Apóstoles en los estrados o lechos... donde había el aparato suficiente de panes cuidadosamente masados de harina pura y sin corrupción, preciosos vinos; cálices, copas y las demás vajillas de oro y plata; correspondiente todo a la magnificencia con que Juan Marcos, dueño de la casa quiso en aquella ocasión servir a Jesús. Sentados en esta forma a la mesa empezaron a traer a ella majares escogidos, que ministraba la religiosa generosidad de quien los había hospedado antes que en su casa en su corazón y en su fe”. (1)
Cabrera plasma el momento en que los apóstoles junto con su maestro, ya reclinados en los taburetes, terminan de comer el cordero pascual. Como se describe en la narración, el pan de harina pura se encuentra perfectamente acomodado frente a cada comensal. A través de una puerta se ve al sirviente que lleva hacia la mesa los manjares que fueron servidos después del cordero.
Obra consignada por Pablo C. de Gante. (2)
Aunque no presenta firma, forma parte de la serie que decora la sacristía del ex colegio jesuita de Tepotzotlán.
(1) Fernando de Valverde, Vida de Jesucristo..., pp. 267, 268.
(2) Pablo C. de Gante, Tepotzotlán, su historia y sus tesoros artísticos, pp. 185-186.