Pieza
Cristo de Santa Teresa
de Ibarra, José
Siglo XVIII
Óleo sobre tela


Alto: 193 cm
Ancho: 117.6 cm

Cristo de Santa Teresa
INAH-Museo Nacional del Virreinato

En la iglesia de Zimapán, en Cardonal de las Minas de Plomo Pobre, en las cercanías de Ixmiquilpan, don Alonso de Villaseca donó un Cristo de "papelón y engrudo" en el año de 1545 imagen que había traído de España. Para 1615, aunque era considerada milagrosa por los devotos del lugar, se encontraba casi destruida y ennegrecida. El obispo ordenó que fuera enterrada junto con el primer difunto de edad que pereciera, pero por cinco años no feneció ningún adulto y en cambio empezaron a ocurrir milagros en la iglesia. En 1621 un fuerte viento desprendió el techo del templo, volando junto con él la figura de Cristo separado de su cruz, para después retornar a su lugar. Después de este portento, se escuchaban diariamente golpes y lamentos en la iglesia hasta el 19 de mayo de ese mismo año, cuando después de haber revisado la iglesia varias veces en busca de ladrones, pues los vecinos no se explicaban la fuente de los ruidos, descubrieron al Cristo sudando y renovado con la forma de ahora presenta.

Gracias a la gran cantidad de milagros que realizó, el obispo Juan Pérez de la Cerna mandó se le trajera al adoratorio del palacio arzobispal, de donde paso posteriormente al convento de san José de religiosas carmelitas descalzas. Finalmente fue colocado en una capilla en la iglesia de santa Teresa la Antigua, de donde tomó su nombre.

Esta obra recrea la escultura del Cristo de santa Teresa dentro de su nicho en el convento de las carmelitas, adornado con ramilletes, florones y ceras de Agnus.

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