Los Evangelios narran las tres caídas de Jesucristo en su trayectoria hacia el monte Calvario; este motivo de meditación para los cristianos -el rito del Vía Crucis- tuvo su auge después de la Contrarreforma, aunque sus antecedentes se remontan a la Edad Media.
Las caídas son descritas además por místicos y doctores; destacan las visiones de sor María de Jesús de Agreda que narran: "Los ministros de justicia, como desnudos de toda humana compasión y piedad, llevaban a nuestro Salvador Jesús con increíble crueldad y desacato. Tiraban unos de las sogas adelante para que se apresurase el paso, otros para atormentarle tiraban atrás para detenerle, y con estas violencias y el grave peso de la cruz le obligaban y compelían a dar muchos vaivenes y caídas en el suelo". (1)
Esta obra representa una escultura que presenta el Nazareno dentro de un nicho barroco coronado por el Espíritu Santo y decorado con palomas y caballos. Según los restos de la inscripción que lleva en la parte inferior, la obra fue realizada en 1736.
(1) Sor María de Jesús de Agreda, Mística ciudad de Dios..., p. 1020.