El Nuevo Testamento menciona varias apariciones de Jesucristo después de la resurrección. San Juan menciona: "Muchas otras señales hizo Jesús en presencia de los discípulos que no están escritas en este libro; y éstas fueron escritas para que creáis que Jesús es el Mesías, Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre". (San Juan XX, 30-31). En este lienzo se representó a Jesús vestido de azul, como fue usual en las representaciones de sus apariciones después de la resurrección. Lleva en la mano el cáliz con su sangre, y José de Arimatea aparece de rodillas, en actitud de adoración frente a su divino maestro. La leyenda narra que José de Arimatea fue el custodio del cáliz usado en la Ultima Cena, y que lo protegió de los romanos en su larga estadía en la cárcel. Se dice que este personaje, al final de su vida, llevo el cáliz a la ciudad de Glastonbury en el suroeste de Gran Bretaña, donde desapareció. Estas leyendas fueron divulgadas y recreadas durante la Edad Media por los monjes de la abadía de dicho lugar y dieron paso a la historia del Santo Grial y su relación con José de Arimatea, involucrado con el entierro de Cristo. (1)
(1) Isaac Asimov, Guía de la Biblia, Nuevo Testamento, p. 208.