San Lucas narra así este pasaje: "Y un hombre llamado José, que era senador, varón bueno y justo, y no había aprobado la resolución y proceder de los otros, natural de la ciudad de Arimatea, de Judea, y que esperaba el reino de Dios, fue a Pilatos y pidió el cuerpo de Jesús. Después de bajarlo, lo envolvió en una sábana y lo puso en un sepulcro excavado en la roca, en el que todavía nadie había sido colocado. Era el día de la Parasceve y empezaba el sábado. Las mujeres que lo habían acompañado desde Galilea, siguieron de cerca y observaron el sepulcro y cómo era colocado su cuerpo. "(San Lucas XXIII, 50-56).
En esta obra vemos a Cristo acompañado por la Virgen María, María Magdalena, san Juan que sostiene el paño a la altura de los hombros de Cristo, el Cirineo que con el paño levanta el brazo izquierdo de Jesús y José de Arimatea quien levanta la sábana y cubre con ella los pies del Salvador. En este caso y como fue común, el artista pintó un sepulcro de época y no en la roca tal y como lo narran las Escrituras.