Según la narración de san Marcos en su Evangelio "Estando todavía hablando, llega Judas Iscariote, uno de los doce, acompañado de mucha gente, armada con espadas y garrotes, enviada por los príncipes de los sacerdotes, por los escribas y ancianos. El traidor había dado una seña, diciendo: A quien yo besare, Él es, prendedle y conducidle con cautela. Así, al punto que llegó, arrimándose a Jesús, le dijo: Maestro mío, Dios te guarda; besóle. Ellos entonces le echaron las manos y le aseguraron. Más Jesús tomando la palabra, les dijo: Como si yo fuese algún ladrón, habéis salido a prenderme con espadas y con garrotes, todos los días estaba entre vosotros enseñando en el templo, y no me prendisteis. Pero es necesario que se cumplan las escrituras. Entonces sus discípulos abandonándole, huyeron todos." (San Marcos XIV, 43-50).
Sin acatar las indicaciones dadas por Francisco Pacheco, en esta obra Cristo lleva las manos atadas al frente y no a la espalda, como era la costumbre entre los romanos. El momento que se muestra es cuando Jesucristo es conducido hacia el cadalso, es de notar que los soldados visten a la usanza de los pretores romanos, se distingue el personaje que los comanda, montado en un caballo blanco y con el bastón de mando en su mano derecha.
1. Juan Interián de Ayala, El pintor cristiano y erudito, o tratado de los errores que suelen cometerse al pintar imágenes sagradas, t. II, pp. 73-74.