La escena está inspirada en el pasaje bíblico que dice: "Tenía que pasar por Samaria. Llega, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, próxima a la heredad que dio Jacob a José, su hijo, donde estaba la fuente de Jacob. Jesús, fatigado del camino, se sentó, sin más, junto a la fuente; era como la hora sexta. Llega una mujer de Samaria a sacar agua, y Jesús le dice: Dame de beber... Dícele la mujer samaritana: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, mujer samaritana? Porque no se tratan judíos y samaritanos. Respondió Jesús y dijo: Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice: Dame de beber, tú le pedirías a Él, y Él te daría a ti agua viva... Quien bebe de esta agua volverá a tener sed; pero el que beba del agua que yo le diere no tendrá jamás sed... Señor dame de esa agua para que no sienta más sed ni tenga que venir aquí a sacarla." (San Juan IV. 4-22)
En esta obra, Cristo aparece sentado, vistiendo túnica blanca en señal de pureza y manto azul como símbolo de verdad revelada, mientras que la samaritana, de pie a su lado, viste más bien a la manera del siglo XVIII. Al fondo se observa la ciudad de Sicar.
Esta pintura se encuentra en el altar mayor de la Capilla Doméstica.