En la Nueva España, el uso de escudo de armas por personas de alto rango o por instituciones era un rasgo cultural traído de Europa, y parece haber sido ajeno a la cultura indígena. Sin embargo, en algunos escudos, como los de las ciudades de México, Tzintzuntzan y Texcoco podemos apreciar la combinación de elementos gráficos tanto de origen europeo como indígena.
En esta pintura de forma rectangular puede apreciarse el escudo de armas de la ciudad de Texcoco. El coyote que sostiene con su boca el escudo, es símbolo del rey Nezahualcóyotl. La montera, capucha o casco que está sobre el escudo, con dos borlas en la parte superior, era insignia de la realeza, se usaba como adorno. En el cuartel de la derecha aparece el vestido militar o xiquipile sostenido por dos águilas, y el hanpanhuehuetl o tambor, acompañado por una macana y la rodela. En el cuartel de la izquierda se distingue un cerro, el cual era parque y recreación de los reyes; el brazo y la mano con la flecha denota que era sitio vedado. La torre o castillo de la derecha alude al creador del cielo, y el de la izquierda, que arroja humo a Chimalpopoca, significa habitación que despide humo. Las plumas colocadas sobre un pez o peana eran usadas por los indios principales en sus bailes. Las siete cabezas coronadas en la orla indican las de otros tantos reyes o señores feudatarios. Por último, las punteras que hacen tarja al escudo son caracteres de los sucesos pasados, los cuales quedan comprendidos por los indios.