Luis Antonio de Torres Tuñón, hermano de Cayetano Torres, fue colegial real del Colegio de San Ildefonso, en la Universidad desempeñó los cargos de consiliario, catedrático sustituto de sagrados cánones y rector. Pasó a España, donde obtuvo el grado de doctor en la Universidad de Ávila, se desenvolvió además como examinador sinodal del arzobispado de México, teólogo consultor de la nunciatura de España, fiscal del Santo Oficio de la Inquisición de México, medio racionero, racionero, canónigo y chantre de la catedral metropolitana y juez hacedor de las rentas recibidas por diezmo; capellán del convento de religiosas de la Concepción de María y de la Enseñanza, miembro de la congregación de san Pedro, y benefactor de su iglesia y hospital. Todas estas obras fueron realizadas en colaboración con su hermano Cayetano. Como jurista, fue consultor del IV Concilio, celebrado por el arzobispo Antonio Lorenzana en 1771. Escribió Laudatio funebris Ferdinand VI, hispan. et. Indiar. Regis. México, 1760, Sermón fúnebre en las honras que las religiosas de la Enseñanza de México hicieron a su fundadora y prelada la muy ilustre señora y reverenda madre María de Azlor y Echevers. Falleció el 12 de diciembre de 1788, y legó a la catedral metropolitana una biblioteca y 20 000 pesos para dotarla de un bibliotecario, con el fin de que fuera pública.

En esta obra, realizada por el maestro pintor José de Alzíbar, se encuentra el retrato de Luis Antonio de Torres Tuñón vestido con esclavina negra bordeada por tela blanca encañonada. Lleva entre sus manos un grueso volumen que da cuenta de su cercanía con los libros.

Jesús Romero Flores, Iconografía colonial, p. 195.